«Candidaturas ciudadanas»: Las «mareas» que se quedaron en aguadillas
Al rebufo del éxito electoral de Podemos, por varios municipios de Galicia han surgido iniciativas inspiradas en ellos. Dicen querer evitar convertirse en una sopa de siglas, pero tienen un objetivo claro: las municipales del próximo año
Es inevitable que, cuando uno escucha a los integrantes de las «mareas» que han nacido por varios puntos de Galicia rehuir cualquier tipo de parentesco con Podemos, se le venga a la cabeza el conocido refrán latino «excusatio non petita, accusatio manifesta» (excusa no pedida, acusación evidente). Ourense en Común, Marea de Vigo, Compostela Aberta, Marea Ártabra (en Ferrol)... este tipo de nombres, que para buena parte de los ciudadanos todavía no significan nada, han comenzado a expandirse por los núcleos urbanos de la Comunidad, con un planteamiento similar a los de Pablo Iglesias y al Guanyem Barcelona de Ada Colau.
En Galicia, la pionera de estas agrupaciones fue la Marea Atlántica de La Coruña. Su nacimiento, el 21 de julio, cogió a muchos con el pie cambiado. Un diseño gráfico muy cuidado, un manifiesto que llamaba a «acabar con las políticas dictadas por las élites y el poder económico y rescatar la democracia» y una lista de 99 firmantes entre los que destacaba el conocido escritor Manuel Rivas era lo único que se conocía de ella. Los 11.192 votos que habían hecho a Podemos tercera fuera política coruñesa en las elecciones europeas fueron, a buen seguro, un excelente caldo de cultivo. Sus responsables fueron organizando «mareas» (muy similares a los «círculos») de barrio, que reúnen a los vecinos de un área concreta para discutir los problemas que les afectan, y temáticas que se centran en asuntos concretos de la ciudad como el urbanismo o la movilidad.
Objetivo 2015
El pasado 1 de octubre convocaron una rueda de prensa en la plaza de Azcárraga de la Ciudad Vieja. «La Marea está contenta», enfatizó el profesor jubilado Alfonso Mascuñana ante una decena de personas que sostenían carteles con los lemas del movimiento, el más célebre de entre ellos: «La Coruña para el 99%». El motivo de la alegría de este ente era que había decidido «que se iba a presentar y a luchar por tener María Pita», la sede del gobierno local herculino.
Aunque se daba por seguro ya desde su presentación que iban a dar este paso, Mascuñana lo justificó por el «apoyo de 2.500 firmas» que había recibido en internet el manifiesto, aunque solo 1.800 de ellas de la ciudad «y su comarca». Intervino después la socióloga y activista feminista Rocío Fraga (todos ellos rechazan ser líderes del movimiento) para relatar que estaban manteniendo una «ronda de contactos con todas las organizaciones políticas de izquierdas», exceptuando, por supuesto, al PSOE y, sorprendentemente, a Podemos, algo que Fraga justificó por «sus tiempos internos».
Entre estos partidos se encontraban todos los que forman Alternativa Galega de Esquerda: Esquerda Unida, Anova, Equo y Espazo Ecosocialista, de los que esta portavoz destacó su «buena disposición» para integrarse en una sola candidatura para las municipales de 2015 bajo la marca Marea Atlántica, aunque todavía no exista un programa electoral definido hasta, por lo menos, este mes de diciembre. El menos dispuesto al diálogo fue el BNG.
«Tomar los centros de poder»
El pasado miércoles se celebró una de estas «mareas» en el barrio de Elviña. Cuatro personas con un micrófono, un amplificador y una pizarra coordinaban la discusión, mientras que un joven que portaba una gabardina con las banderas de Cuba y la Unión Soviética bordadas lo grababa todo. Entre el público, una treintena de personas con una elevada media de edad cuyo discurso contrastaba claramente con el de los organizadores. Mientras uno de ellos, Xulio, llamaba a «decir hasta aquí, organizarnos y asaltar, tomar los centros de poder», las inquietudes de los vecinos iban por otros derroteros. Hablaban de asentamientos ilegales, de parques con pocos árboles, de calles cortadas...
En la asamblea de Compostela Aberta de este jueves ocurrió algo muy similar: unas 50 personas de edades muy variadas criticaron que en Santiago había alcaldes «no electos por el pueblo» (pese a que los últimos tres iban en una lista electoral que triunfó por mayoría absoluta). Aunque también reprobaron «la trayectoria previa del ayuntamiento», se centraron en denunciar al Partido Popular por crear una ciudad «turistificada».
Las incógnitas que se ciernen sobre estas «mareas» son muchas: si lograrán atraer la fuerza electoral de Podemos (que no presentará candidaturas a las municipales), si conseguirán hacerse más conocidas entre la población o si, en la práctica, funcionarán como «marca blanca» de una AGE en crisis. Las respuestas, el próximo año.