Así es la lucha en la costa contra los furtivos que «operan como mafias»

El responsable de Guardacostas, Lino Sexto, comenta con ABC los operativos con los que ya han decomisado este año 77 toneladas de mariscos y pescados

Así es la lucha en la costa contra los furtivos que «operan como mafias» p. sánchez/abc

lucía m. cabanelas

Cuando baja la marea, es el momento de Lino Sexto. Es el subdirector xeral de Guardacostas, que planifica y coordina las operaciones de este departamento. Es una de las personas que más sabe sobre el furtivismo en Galicia. Porque cuando baja la marea, también llega el momento de quienes rapiñan almejas en la playa o extraen de forma temeraria los cotizados percebes en las rocas al margen de la ley. «Estamos hablando de gente que tiene el furtivismo como actividad profesional». Aprovechan la clandestinidad que reportan las noches y faenan con mayor discreción. Con la crisis, han aumentado.

Según los datos facilitados por la Consellería de Medio Rural e do Mar, las estadísticas crecen año tras año. Durante los ocho primeros meses de 2014, se han decomisado 77.534 kilogramos de pescado y marisco, con lo que se ha superado en 3.874 las cifras de 2012. Y todavía no ha llegado la temporada favorita de los furtivos, la Navidad.

Una de las cuestiones que más preocupa a Lino Sexto, según comenta a ABC, es que el furtivismo todavía no haya sido tipificado como delito —modificación del Código Penal que la Xunta reclama desde 2009—, y tan solo esté penado con faltas de carácter económico. «Nos encontramos ante un círculo vicioso en el que la gente se declara insolvente y no paga, por lo que esas sanciones (que pueden oscilar entre 100 y 30.000 euros) no tienen efectividad. Luchamos, por tanto, con furtivos reincidentes en su mayoría».

Pero, ¿cómo se combate esta práctica ilegal? Los operativos que despliega su séquito de guardacostas contemplan tres flancos: el principal cubre las zonas de producción marisquera, ya sea en el mar, playas o acantilados, «para proteger el recurso y que no se extraiga de forma irregular»; continúan cerrando el círculo efectuando controles en puertos de descarga, en lonjas y en transportes en carretera, para «evitar que los productos extraídos de forma irregular lleguen al consumidor»; y culminan los operativos con la vigilancia en puntos de venta minorista, donde se comercializa, como supermercados o pescaderías, y donde se comprueba que «todo lo que se pone a la venta cumpla la normativa», indica el subdirector de Guardacostas. Aunque es importante preservar el recurso marino y evitar su agotamiento, para su departamento lo es aún más proteger la salud, en riesgo al no disponer los mariscos y pescados vendidos ilegalmente de los procesos de depuración reglamentarios.

Personas constantes e insolventes y, en muchos casos, vinculadas con actividades delictivas como el tráfico de drogas. Así describe Sexto el perfil de los furtivos, gente que «ve en este campo una manera de obtener ingresos» y que, de hecho, opera de manera similar a las mafias, a través de redes organizadas, trabajando «bajo órdenes o según la demanda que le hagan los que compran la mercancía obtenida de manera ilegítima». Estas prácticas se han detectado gracias a la colaboración de la Policía Autonómica y la Guardia Civil, responsables de las investigaciones. Y es que, los 129 guardacostas que operan en Galicia no lo hacen solos.

Tópico de la frescura falso

Con el fin de erradicar esta «lacra», con ellos cooperan más de 30 agentes de la UPA —grupo especializado dentro de la Policía Autonómica—, guardapescas marítimos, cofradías... «Tenemos mucha gente trabajando, pero siempre son necesarias más manos en la lucha contra este problema, por lo menos hasta que no se erradique», sostiene Sexto. Un incremento de personal «lógico» teniendo en cuenta los 1.500 kilómetros del litoral gallego, con más de 700 playas de las cuales «cuatrocientas y pico» tienen producción marisquera. Además, «las bajamares confluyen en todos los sitios casi a la misma hora y es muy difícil controlar todos los arenales gallegos».

Informar a la ciudadanía se ha convertido en «objetivo vital» para los guardacostas, pues muchas veces es la «ignorancia la que les motiva a comprarlo, pensando que el producto que viene del mariscador —caballa, mejillón, jurel, almeja o pulpo han sido hasta agosto los más incautados— viene más fresco. Y no es cierto». Por tanto, mientras haya quien compre o restaurantes que comercialicen, erradicar el furtivismo seguirá siendo «muy difícil», concluye el jefe de Guardacostas.

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