LIGA BBVA

Soporífero empate en Las Palmas

El Villarreal, áspero en juego y ritmo, firma un encuentro sin goles ante el conjunto canario, que tampoco despierta con Setién

Soporífero empate en Las Palmas AFP

RAÚL COSÍN

Alejados de su fútbol habitual, el de las asociaciones, el ritmo, la velocidad, lo incisivo en ataque, Las Palmas y el Villarreal anestesiaron desde el principio el partido. Soporífero encuentro en césped canario, resuelto sin goles tras un encuentro áspero, rugoso, gris, sin sustancia. Ausencia de fútbol y de ocasiones, de modo que la presencia de Javi Varas y Areola fue casi secundaria. El Villarreal, a excepción del triunfo del pasado jueves en la Liga de Europa ante el Dinamo de Minsk, desde la derrota ante el Levante, en la que llegó a mantener el liderato del campeonato nacional, sucumbió luego en casa ante el Celta y este domingo firmó un triste empate ante Las Palmas.

Plomizo fue el primer tiempo. Áspero. Aburrido . Sobre un terreno de juego pesado, los jugadores se vieron incapaces de explotar sus recursos como profesionales de esto del fútbol para darle algo de atractivo, de entretenimiento, al encuentro. Más bien chispazos de cierta viveza. Roque Mesa intentó darle algo diferente a Las Palmas. Sin excesivo éxito. Bajar el balón al verde y dotar de criterio al juego al nuevo equipo de Quique Setién , que debutó como sustituto de Paco Herrera en el banquillo. En el Villarreal, ni Bruno ni Dos Santos lograron manejar el balón y permitir a los castellonenses ser protagonistas.

Comenzó el conjunto canario con buenas intenciones ofensivas e intensidad. Pero el Villarreal no dejó grietas atrás . Ese toque de ímpetu se fue diluyendo. Ganó en posesión Las Palmas. Pero el movimiento fue más horizontal que vertical . Areola poco apuro tuvo. Tampoco Javi Varas. La realidad fue que las tentativas de unos y otros hacia las porterías rivales fueron escasas e inocuas. Se medían dos equipos que suelen prestar un fútbol asociativo y vivo, pero de ello prácticamente nada se vio en un soporífero primer acto . ¿Que el campo no estaba en las mejores condiciones? Ni para unos, ni para otros; pero la obligación de los protagonistas era salvar las características del escenario. Mejor hacer que lamentarse.

Sin argumentos

No cambio en exceso el panorama, casi en blanco y negro, en la reanudación. Minutos de intentos, de pretensiones, de querer marcar algo de ritmo, pero sin que la cosa despertase o, más áun, sin que hiciese al espectador retener la atención por algún tipo de emoción en lo que sobre el césped sucedía. A la hora de partido, Marcelino pensó un cambio: piezas iguales. Soldado entró por Bakambu . Y poco después a Samuel le dio la vez por un gris Nahuel. Le faltaba muchísimo al encuentro : ritmo, intensidad, precisión, incluso algún equipo que fuera protagonista abiertamente.

El Villarreal fue entrando en una fase de cierto control de la posesión y dominio territorial. Minutos en los que mandó de forma algo más clara, pero sin encontrar la fórmula para localizar fisuras en el sistema defensivo de Setién. Quizás para empezar en el cargo la cosa fue por aquello de «no sé si marcaré, pero que no me marquen». A diez minutos del final, Las Palmas buscó una contra rápida y el centro hacia Araujo lo cortó con solvencia el veterano Bonera , evitando que Areola tuviese que actuar. El italiano se lesionó en la acción y entró por éste Rukavina.

Pero ese retal de partido, un poco más atractivo, se fue esfumando al tiempo que caían los minutos. Se encajó la historia de nuevo en lo aburrido y en la falta de un argumentario más o menos convicente por parte de unos u otros para que merecieran algo más que ese empate a nada.

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