entrevista

«La familia Broseta hemos tenido un apoyo social que ha sido imposible para otras del País Vasco»

El hijo del catedrático valenciano asesinado por ETA repasa el legado de su padre en sus múltiples facetas

«La familia Broseta hemos tenido un apoyo social que ha sido imposible para otras del País Vasco» ROBER SOLSONA

rosana b. crespo

El próximo 15 de enero se cumplirán 24 años del asesinato del catedrático Manuel Broseta por parte de ETA y su familia continúa muy presente en la vida social valenciana. Su hijo Pablo Broseta (ahora cónsul de Francia en Valencia y Castellón), continúa con el compromiso de servicio público en agradecimiento a todo el apoyo recibido de la clase política valenciana y de la sociedad.

–¿Qué le viene a la mente en cada aniversario del asesinato?

–Hay un factor fundamental que es el tiempo. Los sentimientos que afloran tres años después de que muera tu padre no son los mismos que cuando han pasado 24. El punto en común que compartimos todos es la tristeza de pensar que nos han arrebatado la posibilidad de disfrutar de él.

–¿Ha acudido más gente o menos en cada conmemoración?

–En el acto de cada 15 de enero comentamos que cómo es posible que cada año haya más gente cuando la tendencia lógica sería la contraria. Tenemos la suerte de estar siempre arropados y creo que eso es fruto de la semilla que sembró mi padre.

–¿Siente que ha habido un apoyo social suficiente?

–Creo que la familia Broseta somos unos privilegiados en este sentido. He tenido la ocasión de tratar con víctimas que vivían de forma dramática. Quizá por esa excpecionalidad cuantitativa en la Comunidad Valenciana en cuanto a atentados, hemos tenido un apoyo social y desde las instituciones que no han vivido muchas familias en el País Vasco.

–¿Cómo es su relación con las víctimas?

–Es muy buena aunque no nos veamos todos los meses. Y ha pasado a ser más personal, puesto que el terrorismo no puede ser un tema de conversación cotidiano o sería imposible seguir adelante.

–¿Qué balance hace de la actuación de la justicia en el caso de su padre?

–Ha habido dos juicios en la Audiencia Nacional a los que asistí. En diciembre de 2014 se celebró el que juzgaba a los que se consideraba autores materiales (Juan Jesús Narvaez Goñi, e Itziar Alberdi Urangay), pero no pudieron ser sentenciados por falta de pruebas. Afortunadamente, estamos en un Estado de Derecho y siempre creeré en él aunque a mí me haya perjudicado. Yo al menos he tenido la oportunidad de poder sentarme al lado de los asesinos y mirarles a la cara. Ni siquiera esperaba una condena, lo único que quería era salir con la convicción de que eran ellos los asesinos y de que no tendría ningún instinto de venganza.

–¿Cree que las víctimas tienen ese instinto?

–No. Somos el único país del mundo que ha sufrido una lacra como la del terrorismo durante más de 40 años sin un solo caso en el que un familiar se haya tomado la justicia por su mano. Seríamos igual de miserables.

–¿Cuál ha sido el mejor legado de su padre?

–Él tuvo tres grandes facetas. Por una parte, fue profesor universitario y dejó una impronta muy clara. Luego destacó por su aportación política, implicándose en acelerar el cambio para cuando Franco muriera y teniendo un papel clave en las aprobaciones de los Estatutos de Autonomía valenciano o andaluz cuando fue secretario de Estado. Estaba a punto de retomar su actividad cuando lo asesinaron, ya que acababa de aceptar el ofrecimiento de Aznar de ser candidato a la presidencia de la Generalitat para las siguientes elecciones autonómicas. La tercera faceta era la personal. Era conciliador, dialogante, perfeccionista y trabajador.

–¿Cómo cree que vería Manuel Broseta la situación política en la Comunidad Valenciana?

–No lo sé, pero como demócrata convencido lo que ha pasado aquí es el reflejo de lo que la sociedad ha votado libremente. Quizá lo que haya que buscar es por qué ha sucedido y ver qué se ha hecho mal tantos años. No estamos ni hemos estado en una situación de hecatombe, pero la política se ha ido empobreciendo mucho.

–¿Y en el País Vasco?

–Las instituciones las ocupan aquellos que han conseguido apoyo y, lamentablemente, son fuerzas que no han condenado el terrorismo ni han apoyado a las víctimas de ETA. Una vez más, tenemos que trabajar en ver cómo se ha llegado a esto y educar mejor a la sociedad.

–¿Cómo se sienten ahora las víctimas?

–El colectivo está razonablemente apaciguado. Estoy seguro de que las asociaciones están haciendo su trabajo, pero en general tratamos de seguir con nuestras vidas.

–¿Qué proyectos próximos tienen desde Amigos de la Fundación Manuel Broseta?

–Este curso empezaremos a trabajar en el desarrollo de un gran documental sobre la vida de mi padre para presentarlo en el 25º aniversario de su muerte en 2017.

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