entrevista
Isabel Bonig: «El PP ha aprendido que no debe amparar la corrupción sino ser contundente»
La nueva responsable del partido en la Comunidad Valenciana defiende la renovación y la vuelta a las esencias para «ilusionar» a las bases
Se ha alzado como la piloto «salvadora» de una nave que parecía ir en caída libre tras las elecciones del 24 de mayo. Isabel Bonig acaparará todo el poder del PP en la Comunidad Valenciana desde su cargo de presidenta y portavoz en las Cortes. Su cometido tras la marcha de Alberto Fabra será remontar el partido después de una acelerada renovación propiciada por la derrota en las urnas y los casos de corrupción que acababan con la hegemonía «popular» en la región tras veinte años pese a ser la fuerza más votada. Su horizonte próximo son las generales, pero su objetivo real, asegura, es cimentar el proyecto más allá del próximo congreso regional.
—¿Qué es para usted la nueva imagen del PP valenciano?
—No es puro efecto de marketing, tiene que acompañarse de un cambio de actitudes y de discurso para defender nuestros principios y valores.
—Su equipo ha pretendido marcar distancias con el anterior PP, pero usted ya formaba parte de él .
—No podemos hacer un punto y aparte. Lo importante es el proyecto, en el que se ha estado sumando a mucha gente durante mucho tiempo. No hay un nuevo PP, se trata de una adaptación a las circunstancias con gente diferente.
—¿A qué atribuye el mal resultado de las autonómicas?
—A los más de veinte años gobernando y ha habido un agotamiento del proyecto, a la dificultad de gestionar la crisis económica con medidas complicadas de explicar y a la corrupción.
—¿Cómo combatirá ese agotamiento del proyecto?
—Con un cambio de caras, recordando la gestión en la Comunidad Valenciana y presentando un proyecto que ilusione y represente nuestros valores, como son el valencianismo integrador, la defensa de la Comunidad sin enfrentarnos a otras, la cohesión territorial y la libertad como principio básico.
—¿La corrupción puede dañar todavía más a su partido?
—No lo creo; desde el PP ya hemos tomado nota, ha entendido tanto a nivel nacional como autonómico que no hay que amparar estos casos sino ser contundentes.
—En las grabaciones de la Operación Púnica aparece su nombre y todavía queda pendiente la rama valenciana del caso Gürtel.
—Todos los casos de corrupción están donde tienen que estar: en los tribunales. Yo no puedo evitar que terceras personas utilicen mi nombre, pero le puedo asegurar, como ya dijo Alberto Fabra, que a esas personas no las conocemos y que no han trabajado para el partido. Nada queda acreditado en el sumario.
—¿De qué forma pretende recuperar al votante perdido?
—No solamente podemos recuperarlos cambiando las caras. Nos hemos encerrado en los despachos cuando la política se hace en la calle. Tenemos que ir a las sedes para que nuestros militantes se sientan orgullosos y responder a lo que realmente preocupa a la sociedad.
—En las pasadas generales aportaron 1,4 millones de votos. ¿Qué expectativas tienen ahora?
—Mucho mejores que las de las autonómicas, en las que gran cantidad de nuestro voto se quedó en casa. La gente está viendo que todo lo que prometieron aquí el PSOE, Compromís y Podemos era demagogia y que no tienen un proyecto para la Comunidad. Su único objetivo era desalojarnos.
—¿Prevé que el PP nacional se vuelque en la campaña en la región?
—Estamos seguros de que así será para explicar todo lo que se ha hecho y que llegue el mensaje.
—¿El delegado de Gobierno, Juan Carlos Moragues, sería un buen cabeza de lista?
—Sería un buen cabeza de lista él y muchísima más gente. El PP tiene una gran cantera de personas con capacidad. En su momento se determinará.
—Siempre se ha mostrado partidaria de las primarias.
—Es un buen sistema, pero defiendo que no sólo nos quedemos ahí. Que haya una mayor democratización en los partidos desde luego que me parece importante, aunque hay que saber de qué se habla. Las primarias del PSOE, de Podemos, de Compromís o de Ciudadanos me parecen una burla.
—Aun así se critica que su elección no fuera avalada por la militancia.
—Me siento avalada por la militancia porque es el procedimiento que establecen los estatutos. Ha sido un nombramiento consensuado por Rita Barberá, los tres presidentes provinciales y otra gente. De todos modos, estoy convencida de que el nuevo presidente o presidenta del PP valenciano será elegido por las bases.
—¿Será usted candidata en el próximo congreso regional?
—La intención es no ser una presidenta de transición, así que me presentaré. El partido en estos momentos necesitaba un revulsivo porque se juega mucho en las generales y porque necesita seguir siendo una pieza fundamental dentro del PP nacional.
—¿Cree que se postulará alguna alternativa?
—No tendría problema. La democracia es alternancia y contraposición.
—¿Entonces cuál sería el mejor método para la elección?
—Es cierto que las primarias son importantes, pero el sistema que diseña el PP en sus estatutos a través de los compromisarios es tan democrático y representativo como cualquier otro.
—¿De qué modo tratará de levantar el ánimo de los dirigentes locales?
—Diciéndoles que vamos a recuperar la Generalitat y la mayoría de Ayuntamientos. Hemos sido la fuerza más votada y la reconquista sabe mejor que la conquista. Dependiendo de lo que hagamos el próximo año, recobraremos ese poder o nos quedaremos en la oposición mucho tiempo como le ocurrió al Patido Socialista. No podemos caer en su error de luchas cainitas y de primar las familias sobre la capacidad. El proyecto está por encima de todo.
—¿Cuándo existirá un liderazgo claro en las grandes capitales?
—Las transiciones no son fáciles y requieren tiempo. En Alicante Asunción Sánchez Zaplana va a hacer una labor fundamental; en Valencia no será fácil sustituir a Rita Barberá por el liderazgo tan fuerte que ha tenido, pero se consolidará seguro un buen equipo; y lo mismo en Castellón tras la marcha de Alfonso Bataller. Yo dejaría por lo menos un año de margen.
—¿Cómo entiende la política de pactos? ¿El modelo de acuerdo con Ciudadanos en la Diputación de Alicante es extensible a otras instituciones?
—A los pactos estamos abiertos, pero no haremos como el PSOE, que dijo que no pactaría con populistas y se ha entregado a ellos por ejemplo en Madrid. Con Ciudadanos, que ideológicamente son más afines, nuestra intención es pactar pero tienen que establecer claramente su criterio.
—¿Cómo valora los primeros meses del tripartito en el Consell?
—Hemos asistido a un reparto de poder absoluto, no rescatan personas como ellos prometen. Las luchas internas provocan una desconfianza entre los ciudadanos. Un ejemplo claro fue la elección del presidente de las Cortes. Dificilmente podemos pedirle a la gente que tenga respeto por sus instituciones cuando ellos mismos no lo hacen y trapichean con ellas.
—¿El papel de Ximo Puig y Mónica Oltra?
—Es una calma tensa hasta las generales. Aparentan que se llevan bien, aunque las relacionas son complicadas. Después veremos qué pasa.
—¿Eso en qué se traduce en la gestión?
—En una paralización total. Que no se pongan de acuerdo en el reparto de competencias crea muchas disfunciones en materia de infraestructuras, de planificación y de inversión privada. Los tripartitos nunca funcionan bien.
—¿Se empieza a percibir el catalanismo del tripartito que usted critica?
—Sí, porque hay actitudes que la denotan, pero estoy absolutamente convencida de que después de las elecciones generales se percibirá mucho más.
—¿Qué le parecen los Presupuestos?
—Indican el compromiso de Rajoy por la competitividad y el crecimiento de este territorio. El Gobierno ha decidido seguir invirtiendo en infraestructuras productivas que generan empleo y riqueza, como el Corredor Mediterráneo.
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