gastronomía

Así se cocinaban los arroces valencianos que comía Blasco Ibáñez

El Consejo Regulador recupera en un libro las recetas preferidas del célebre escritor

Así se cocinaban los arroces valencianos que comía Blasco Ibáñez ABC

M. MOREIRA

Las aficiones gastronómicas de Blasco Ibáñez servirán de hilo conductor para el recetario tradicional que publicará en septiembre el Consejo Regulador Denominación de Origen Arroz de Valencia . Para ello, la asociación ha buceado en la vida y la obra del político, periodista y novelista, considerado como el mejor retratista de la sociedad y las costumbres valencianas de finales del siglo XIX y principios del XX.

El arroz, que por aquel entonces no era un producto exquisito sino el rey de la «cocina de circunstancias», jugó un papel importante en las novelas de Blasco Ibáñez. En «Cañas y barro» , por ejemplo, era el sustento de los pobres, que mezclaban este alimento básico con todo aquello que encontraban en las «aguas ponzoñosas» de la Albufera , ya fuera anguila, rana o rata fitófaga.

Por su parte, en «Arroz y Tartana» , Blasco Ibáñez emite una crítica burlona de la aristocracia decadente valenciana, que continuaba paseándose por las calles en carro, mientras en la intimidad de su hogar comía el mismo espartano cereal que las clases bajas . Algunas de estas cuestiones y personajes blasquistas formarán parte de una obra de teatro que el viernes a las 20.30 horas se representará en la Barraca de El Palmar, donde se rodó la serie televisiva «Cañas y Barro» a finales de los años setenta.

Con la intención de recuperar la herencia cultural y antropológica del arroz valenciano , el Consejo Regulador escoge cada año a un personaje histórico vinculado de una u otra forma a su cultivo o uso alimenticio. En 2014 se estudió la figura del botánico Cavanilles, cuyos estudios sobre este cereal fueron decisivos para la reordenación del territorio de la Comunidad.

En esta ocasión se pone el foco en Blasco Ibáñez, quien fue además un hombre de buen y mucho comer, en consonancia con su personalidad explosiva y temperamental. Según explica el crítico gastronómico y gerente de la DO, Santos Ruiz, Blasco Ibáñez no comenzó a preocuparse por su salud y por la estilización de su figura hasta que cumplió cuarenta años (coincidiendo también con el progresivo refinamiento de su manera de vestir y la sustitución de la pana por la seda).

Aunque actualmente existe una clara tendencia a buscar la ortodoxia en la cocina del arroz, lo cierto es que los platos que se cocinaban antaño se parecen más bien poco a los que consumimos hoy . Los gustos gastronómicos han evolucionado, y al parecer para bien. «El aporte de grasa en los arroces que se cocinaban a finales del siglo XIX era muy grande -aclara Ruiz-. Mezclaban con mucha naturalidad pato, cerdo, pollo o anguila , lo que hoy se consideraría una gorrinada. Además, los puntos de cocción eran excesivos; de hasta cuarenta minutos».

Si Blasco levantara hoy la cabeza… probablemente asentiría con aprobación.

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