DEPORTE FEMENINO
Andrea Castelló: Perseverante talento
Andrea Castelló, ala del equipo de la Universidad de Alicante de Primera División, es una de las jóvenes valores del fútbol sala nacional
Lo táctico. Lo estratégico. La automatización de movimientos. Lo ligado al corsé de los esquemas y dibujos que se pretenden proyectar sobre una pista. Lo que parece ejecutado con finas líneas con escuadra y cartabón. Las figuras mágicas que se desvelan en el fútbol sala, seguramente puedan desarrollarse en alto nivel con mayúsculas dosis de perseverancia, de trabajo, de querer afinar el juego sin temor a invertir las mil y una horas. Todo ello es innegociable e incuestionable para diseñar un profundo recorrido. Pero el círculo se completa, se perfecciona, se barniza de un algo especial cuando a todo ello se le suma el talento, el sano descaro, el aportar ese algo diferente. Tiene ese fondo talentoso Andrea Castelló Cano (Castalla, Alicante, 26/1/1996), ala del equipo de la Universidad de Alicante -cuarto este curso en Primera división y semifinalista de Copa-, porque le viene de los adentros. Y le cuesta admitirlo en su discurso puro y tímido, pero siempre preciso.
«Cuando estoy jugando y regateo a alguien, no estoy pensando en que voy a driblarla, sino que me sale. Tampoco es que tenga una explicación. Me sale. Me viene de dentro e intento sacarlo», manifiesta la joven jugadora que va cumpliendo sueños, que tiene todavía muchas ensoñaciones por realizar y sobradas ganas por conseguirlo.
Su relato en el fútbol sala comenzó a los siete años. Reconoce que no practicaba otros deportes. Pero empezó a dar patadas a un balón en el colegio, el parque y la calle de la panadería en el alicantino municipio de Castalla. Se le presentó un día la oportunidad de enrolarse en un equipo mixto para empezar a competir. Asegura que nunca vio «un trato diferente por ser chica. Para nada. Era una más». Cuando alcanzó la categoría infantil, pasó a formar parte del equipo femenino, coral en edades: «Cuando dejé de jugar con los chicos, entré directamente en senior con el femenino. Tenía quince años y estaba en senior porque solo había esa categoría para nosotras».
Ella, la más pequeña del grupo, y su prima destacaban especialmente y recibieron la llamada del Santa Rosa de Alcoy. Un salto más. Pasaba de un campeonato provincial a la Segunda nacional. «El primer partido recuerdo que pensaba: ‘Qué hago yo aquí con lo que pequeña que soy; la voy a liar’. A partir del segundo partido, empecé a soltarme. Fue meter el primer gol y me solté. Me fui afianzando. En los momentos difíciles vi que el entrenador confiaba mucho en mí, así como las compañeras. La experiencia que tuve con ellas fue muy buena», recuerda.
Entre tanto, comenzó a hacerse hueco con la selección valenciana sub’23. Paso a paso. Progresivamente. Siempre tímida, pero con mucho por dar, acababa explotando cuando cogía confianza. La encontró, ya con 17 años, con Carlos Navarro, quien luego sería su entrenador en la Universidad de Alicante, y conquistó con un equipo entre las que estaban Sara Navalón o Paola Cartagena el campeonato de España.
Regate y velocidad
Al finalizar su segunda temporada en el Santa Rosa, trufada de goles, recibió la llamada el equipo de la UA. La oportunidad de llegar a Primera división: «Todavía me faltaba uno año de Bachiller y lo quería acabar bien, pero en todo caso no dejé pasar la oportunidad por si no volvía». Una etapa nueva para Andrea que agarró cohibida. «La primera temporada fue la ocasión en la que más asustada he llegado a un equipo. Conocía a gente, pero ya iba a un Primera división. Me daban hasta ganas de llorar cuando tenía que ir a entrenar por si no me salía», cuenta.
Pero como de costumbre, se rehizo. Reconoce que lo que más le costó fue acoplarse al sistema. Pero a base de machacar, de constancia lo logró: «Al principio me decían que no jugaba como siempre. No quería fallar y jugaba correcta. Pero al final me solté y saqué mi estilo -regate y velocidad-».
Andrea y el equipo empezaron la campaña 2014-2015 con cambios. En el banquillo. Llegó Nacho Garrido -más tarde relevado por Carlos Navarro-. Nuevo sistema. Pero la futbolista de Castalla se adaptó. «Acabará llamándote la selección española», le dijo el técnico. La campaña de Andrea no pasó inadvertida. La convocatoria para un torneo internacional en Rusia llegó. Pero tres días antes sufrió una lesión de rodilla. Seis meses de baja. Sin embargo, animada, sabiendo que lo primero es recuperarse, está dispuesta «a seguir trabajando y aprendiendo para volver a tener la oportunidad de que ese sueño se haga realidad. Solo se ha aplazado». Entre sus objetivo están ganar la liga y la copa con la UA. No cabe duda de que sucederá para una jugadora para la que «mi vida gira alrededor del fútbol sala, que ya me ha dado grandes experiencias».