Darle la vuelta

La noche electoral andaluza escribí un tuit donde intentaba llamar a la reflexión al Partido Popular tras perder 15 diputados y cerca de medio millón de votos en la Junta de Andalucía. Algunos compañeros periodistas lo rescataron y lo pasaron negro sobre blanco. Como soy bien pensado supongo que era para demostrar diferentes opiniones dentro del partido gobernante. Lo cierto es que ha pasado la campaña electoral y lo que ya se prevenía en Andalucía (y también pasó en las europeas) ha pasado en el resto de España y en la Comunitat Valenciana.

Aquí no ha pasado como en Andalucía, donde el Partido Socialista aguantó el tirón y tiene diversas opciones matemáticas donde formar gobierno. Han pesado más las diversas, que no pocas, imputaciones conocidas en los medios; la judicialización de la vida política (aunque a su principal valedor político no le haya servido para obtener representación parlamentaria); el déficit de canales de comunicación televisivos estrictamente valencianos (siguiendo la máxima que lo que no se comunica no existe); y, por último, un desgaste natural de más de 20 años copando casi en plenitud todo el poder político en los ayuntamientos, diputaciones y Generalitat.

En el análisis de la pérdida cercana al 50% de los apoyos obtenidos en el PPCV entre 2011 y 2015, es evidente que la marca PP no pasa por su mejor momento, que el Presidente Rajoy no es el más carismático ni estética ni dialécticamente, que parece que haya un inmovilismo total de mensaje y de personas -batacazo tras batacazo electoral- y que el paso del tiempo será el que solucionará las cosas. Pero hay que hacer un análisis en conciencia más profundo.

En la Comunitat se ha centrado el mensaje en la recuperación económica, al igual que se ha marcado desde el gobierno central, y el añadido de las líneas rojas y «limpiar» la bancada y las listas electorales de imputados. Se ha evidenciado que no ha sido suficiente o que no ha llegado a la gente o, lo más importante, que ese mensaje no importaba o no era lo que querían oír. Ahora es tiempo de dar la vuelta al partido y el que no lo quiera ver que se quite la venda, poner la cara B del cassette y darle al play para consolidar un nuevo proyecto con un mensaje claro, contundente, que vuelva a ilusionar a más de millón de personas que han dado la espalda al PPCV.