lletraferit

Luces, cámara, acción

guillem bertomeu

En la medianoche del jueves al viernes el semáforo dio luz verde a la campaña electoral, como de una competición futbolera se tratase la más interesante de las últimas contiendas. Pasó un debate a seis bandas, con todas las fuerzas contra Fabra. El president de la Generalitat salió bastante bien parado de la encerrona de la oposición, que era más que previsible. En mi humilde opinión las fuerzas de izquierda perdieron una oportunidad mediática y abundaron en un discurso catastrofista y negativo.

Van pasando los días y leemos que el fenómeno Rivera no llenó el Palacio de Congresos en su mitin central en Valencia. Rivera es ese fenómeno que sale en los carteles de su partido pidiendo el voto. Recalco lo de “su” porque es la imagen, la marca y todo lo que él quiera en Ciudadanos. Que Rivera salga en los carteles de Ciudadanos, es como si Rajoy saliera en carteles pidiendo el voto por Rita o Sánchez por Puig, lo que deja en bastante mal lugar a los propios candidatos al Ayuntamiento o a la Generalitat de la fuerza naranja. Él quita, él pone y él decidirá en los pactos.

Después del tema del cinturón del President Fabra en su spot electoral donde pidió disculpas posteriormente por el olvido, hemos visto a Montiel, candidato por Podemos, también sin cinturón a raíz de un tuit que él mismo subió camino de Alcoi. Pero claro, la sangre no llegó al río mediáticamente, uno porque él no es casta y dos porque tampoco lo conoce la gente. Montiel, al igual que Punset, también es víctima de ser miembro de un partido personalista y verticalista, donde el mando no lo tienen ellos, sino que lo dirigen desde Madrid a unos y desde Barcelona a otros.

Aún no ha pasado ni una semana de campaña y ya se está vislumbrando el futuro de Ximo Puig. El golpetazo socialista va a ser de órdago y, si encima de los peores resultados históricos que los socialistas parece que tendrán en la Comunitat Valenciana, no les salen las cuentas con el resto de partidos para derrocar al PPCV del Palau de la Generalitat, la marcha de Puig parecería de lo más lógico, por lo que ya va argumentando que su “poltrona” de Diputado en Madrid no la suelta ni por nada del mundo. Una cosa es perder infinidad de votos y escaños y otra es no tener un plan “B” donde refugiarse.

Luces, cámara, acción

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