política
Ciudadanos se divide entre apoyar a la lista más votada o a la izquierda nacionalista
Punset se inclina por el «cambio de ciclo político»
La aritmética electoral ya ha entrado de lleno en la campaña. La fragmentación a seis bandas que se puede producir en el Parlamento autonómico y en los principales Ayuntamientos de la Comunidad (PP, PSOE, Ciudadanos, Podemos, Compromís e IU) dificultará conformar los gobiernos que quedarán a merced de una política de pactos, poco ensayada en las dos últimas décadas, por la preeminencia del PP.
Las encuestas -la del CIS del pasado jueves así lo corrobora-, dan como muy probable que el PP sea el partido más votado, pero alejado de la mayoría absoluta, por lo que la fuerza emergente de Ciudadanos se convertiría en la llave de la gobernabilidad .
La suma de ambos llegaría justo a esa mayoría, fijada en las Cortes Valencianas en 50 diputados y en el Ayuntamiento de Valencia en 17 concejales. El CIS otorga al PP en torno a los 34 diputados que serían suficientes con el apoyo de los 16 de Ciudadanos y en la capital del Turia los populares tendrían 13 ediles y Ciudadanos 5.
Incógnita negociadora
Las cuentas salen pero la predisposición de Ciudadanos a pactar con el PP valenciano ofrece muchas dudas a día de hoy. La formación que lidera Albert Rivera comenzó con una estructura muy limitada para acudir a las elecciones municipales en la Comunidad pero al calor del éxito que le atribuyen las encuestas comenzó a presentar listas a velocidad de crucero para un total de 151 sobre los 542 municipios.
Esa rapidez ha evitado un control eficaz de quién entraba en el partido, lo que ha provocado las quejas y críticas de los que comenzaron en esa aventura de forma más modesta. Militantes del PP que no tenían hueco en las listas para el 24-M; antiguos integrantes de Unió Valenciana; una marea de afiliados desmotivados de la decadente UPyD; dirigentes locales con marcado discurso socialista; y otros que han vivido al calor de pactos contra natura durante años conforman ese aluvión de nuevos militantes de la formación. Este variopinto espectro ideológico es sobre el que Albert Rivera tendrá difícil control a distancia.
Ciudadanos se divide internamente cuando se pregunta a quién apoyarán después de las elecciones del día 24. A nivel autonómico Alberto Fabra debe convencer a la cabeza de lista de Ciudadanos, Carolina Punset , que engarza mejor con la socialdemocracia del PSC y el ecologismo de Los Verdes. La hija del divulgador científico ya se ha hecho la «fotografía» de la precampaña con los candidatos de PSOE, Compromís, Podemos, IU y UPyD junto a los representantes de las víctimas del accidente de MetroValencia que costó la vida a 43 personas en 2006 con el compromiso de reabrir la investigación. El PP fue excluido.
Los integrantes de la lista autonómica que van a continuación de Punset son, sin embargo, más proclives al pacto con el PP. Ese debate interno entre permitir que gobierne la lista más votada o facilitar un cambio de ciclo político con la izquierda nacionalista es el que divide a la formación.
En la ciudad de Valencia, Rita Barberá también espera a que se aclare esta situación , aunque Fernando Giner, el cabeza de la lista municipal de Ciudadanos, es más «centrista» que Punset y la imbatida alcaldesa tiene opciones de revalidar el gobierno con acuerdos puntuales. Pese a ello, el candidato de la formación de Rivera también se hizo su «fotografía» de precampaña. En este caso, con los candidatos de todas las formaciones, salvo el PP, para oponerse al plan del barrio del Cabanyal.
Esta imagen junto al planteamiento de Ciudadanos de «sacrificar» a Rita Barberá para poder pactar ha encendido las luces de alarma en el PP, aunque será difícil involucrar a la alcaldesa en cuestiones turbias que justifiquen esa exigencia. Por ello, Barberá ha entrado en el cuerpo a cuerpo contra Ciudadanos en la campaña y habla del «pacto anti PP y anti Rita» que las fotografías y los discursos del partido de Punset avalan.
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