El Valencia gana cómodo al Éibar

Poderosísimo es el Valencia en Mestalla. Pocas concesiones ha dado en una mayúscula campaña en el viejo coliseo. Más cuando en juego tiene el volver a ser equipo de Champions, que es su hábitat natural en competición continental. El traspiés en Vallecas lo pagó el Éibar, engullido futbolísticamente de principio casi a fin, pues hubo desaceleración. Escasa fue la tregua que le pudo dar a lo largo del encuentro el conjunto de Nuno.

Bien fiscalizado el juego, siempre fiero, la cosa acabó con un buen número de goles. Tres. El número más repetido este curso. Y anotaron hombres fuertes en la estructura valencianista: Otamendi, Parejo y Alcácer. Para los de Garitano anotó Arruabarrena. La cosa es que la victoria, los tres puntos, le devuelven una red de tres más un puntos frente al Sevilla, con el que anda a la greña para empezar por la cuarta plaza de la Liga. A cuatro puntos está del Atlético. Y lo consigue justo antes de viajar al Bernabéu para medirse al Real Madrid. Allá va a por el triunfo.

No son pocos los nombres clave que en el Valencia se han erigido pilares para edificar una temporada con buenísima nota. Entre ellos, Alcácer, Gayá y Otamendi. El trío aclaró una jugada embarullada hacia la mitad del primer tiempo. El delantero bajó el balón y habilitó al lateral izquierdo revelación de la Liga. Éste dibujó un centro perfecto, brillante, de esos que se consideran más de medio gol, para que el defensa argentino apareciese en el segundo palo con potencia y rematase inapelable a la red de Irureta.

Cuarto gol de la temporada del granítico central, que sumó además mientras se recuperaba de unas molestias en el hombro tras una caída minutos antes. Esa fue la foto del tanto con el que los valencianistas alcanzaron el descanso por delante en el marcador.

La superioridad local fue evidente en todo caso. Veloz, potente, con ambición, con las ideas muy claras, salió el Valencia a Mestalla. Dispuesto a engullir al Éibar. A no dar tregua. A no dar opción a la sorpresa negativa. Gobernó el balón. Focalizó el juego en el sector del campo del equipo vasco. Y perseveró sobre el área de Irureta. Sin más apuro que un remate de Piovaccari al poco de empezar en la retaguardia, los valencianistas ganaron el medio campo con el tridente formado por Javi Fuego, Parejo y André Gomes, y profundizaron por los costados. Fiscalizó hacia sus intereses el partido, pero logró mínima ventaja al descanso.

El Éibar salió en la reanudación con mayor convicción. Quiso buscar a los de Nuno y flirtear cerca de la portería de Diego Alves. El brasileño, de hecho, se tuvo que estirar para evitar el que pudo ser el empate con un intento de Manu del Moral de gol olímpico. A esa acción, replicó el Valencia de inmediato. De Paul lanzó un chupinazo a la cruceta visitante. La jugada continúo y Parejo recogió el balón y en su entrada hacia el área buscó el lado izquierdo de Irureta para lograr el 2-0 (con ayuda de Borja, que desvió el balón) y su duodécimo tanto del curso. El capitán amplía sus números como máximo goleador blanquinegro.

Cortó el ímpetu de los de Garitano, pero Nuno perdió a Gayá por lesión muscular. Se reorganizó con Orban. El Valencia recuperó mando en el negociado. Y pudo llevar a más el resultado en una acción que remató Alcácer. Estrada Fernández vio fuera de juego. El delantero estaba en línea con la zaga. El valenciano, con un instinto de la colocación dentro del área especial, siempre incisivo, voraz de cara a portería, logró su premio. Parejo lanzó un libre directo magistral a la derecha de Irureta, quien voló para con la ayuda de la madera sacar el balón, pero Alcácer estaba en su espacio vital para sentenciar. Arruabarrena minimizó la goleada con un tanto a la contra. Los de Nuno desaceleraron en los últimos minutos.