LIGA BBVA
El Valencia cae mirando de frente al Barcelona
Los de Nuno someten a los azulgrana, a los que adelantó Suárez, en el primer acto, pero sufren en el segundo. Messi, ya en la prolongación, hizo excesivo el resultado (2-0)
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Sometió el Valencia al Barcelona en el primer acto. Sufrieron los de Nuno a los a de Luis Enrique en el segundo. Partido claro de los de un tiempo de protagonismo para cada uno. Pero el valor fue del que fue eficaz más allá de echarle mucho al negociado en el césped del Camp Nou. Y esos puntos de eficacia los pusieron Luis Suárez a los 53 segundos y Messi, en el tiempo de prolongación. Ganó el conjunto barcelonista con sus dianas en los polos temporales del encuentro, pero con una renta exagerada. Seguramente por lo expuesto por unos y otros, ganadores a los puntos cada cual en un acto, hubiese sido un empate. Pero ya se sabe, esto no va de méritos, por elogiable que fue el encuentro firmado por los valencianistas, sino por los goles. Con ellos, el Barcelona afianza su liderato, mientras los de Nuno siguen en la tensión de la lucha por la Champions.
Arrancó con el balón en el medio campo Busquets para habilitar a Messi y éste asistir a Luis Suárez, que batió de tiro raso y cruzado a Diego Alves. Sucedió en los primeros 53 segundos de partido, que dieron para que el Barcelona se pusiese por delante en el marcador. El Valencia, fiero, serio, intenso, dinámico, ambicioso, pero fallón sometió rotundamente al rival.
Engulló con ritmo y presión al desdibujado equipo de Luis Enrique, al que sostuvo Bravo deteniendo un penalti mal lanzado por Parejo -con poca potencia, raso y a un metro y medio a la derecha del portero- cerca de los diez minutos de encuentro y pescando varias de las llegadas que los de Nuno construyeron con peligro. No solo el meta chileno evitó que el Valencia marcase. También el palo, pasada la media hora, cuando Paco Alcácer se revolvió y congeló el Camp Nou con un chut de gol, que repelió la madera.
Hubiese pedido un tiempo muerto Luis Enrique. Los valencianistas deshicieron en el primer acto a los azulgrana, rotos, sobre todo, por el ataque derecho visitante. Rodrigo y Orban, apoyados por André Gomes, borraron a Dani Alves y a Messi, quien pudo ampliar la ventaja local a cinco minutos del paso por vestuarios, pero erró incomprensiblemente. Menos explicable fue que el Valencia, mucho mejor que su rival, no alcanzase el ecuador del encuentro con algún que otro gol.
Cambio de signo
Cambió el ritmo en la reanudación. Bajó. Los de Nuno se plantearon en un ejercicio de ajustar bien la retaguardia en busca del contragolpe. Eso dio para que el Barcelona se hiciese con la posesión del balón, generalmente lejos de la portería de Alves y obligados a moverlo en horizontal, si bien el brasileño sí tuvo algún momento de apuro en los primeros veinte minutos del segundo acto. Por el camino, un libre directo de Messi se iba a estampar en la cruceta. La realidad era que el signo cambiaba. Cuestión de oxígeno -por falta de combustible- en los visitantes, mermados en su ímpetu.
Jugaba pausado y a un fútbol reconocible y peligroso el Barcelona, mientras los de Nuno se mostraban atascados en lo ofensivo y espeso en juego, pero siempre contaba con Mustafi y, sobre todo, Otamendi para cerrar filas. Acudió el técnico valencianista a la fortaleza de Negredo. Y una asociación al poco de pisar el césped, tras varios rechaces, dejó el balón a Rodrigo que lanzó picado, pero salvó Bravo. Se rompía el encuentro en la recta final.
Pedro no supo acabar una acción combinada de los barcelonistas cuando la cuenta atrás más apuraba. Alves, además, sacó una buena mano. Tiempo, el que se escurría para que el negociado en el Camp Nou finalizase, con un Valencia sin claridad, ni fuelle. Dominó el segundo acto el conjunto azulgrana, respondiendo al magnífico primero de los visitantes. Se resolvió el asunto con aquella acción materializada por Suárez sin haberse consumido el primer minuto y un gol de Messi a la contra solo ante Alves con el partido acabado.