El IVAM ofrece una relectura de las vanguardias históricas con mil piezas de su colección

Durante la primera mitad del siglo XX, el mundo del arte se dio la vuelta como un calcetín. Varios hechos contribuyeron a destruir los valores establecidos y a explorar nuevos lenguajes artísticos: la influencia del psicoanálisis de Freud, el descubrimiento de la teoría de la relatividad (ni el tiempo ni el espacio son absolutos) y la crisis existencial derivada de las dos guerras mundiales. Urgía encontrar nuevas formas de explicar un mundo cada vez más rápido, violento y gobernado desde la sombra por el subconsciente.

El periodo de las vanguardias históricas (1914-1945), representado de forma espléndida en la colección del IVAM, es el hilo conductor de la exposición que hoy se inaugura en las salas 3 y 4 del museo valenciano. “Construyendo nuevos mundos” es el título de la muestra, donde se cataloga este vasto legado artístico en función de diez ejes temáticos. Eludiendo la presentación lineal y cronológica, la muestra propone un recorrido mucho más didáctico, con apartados como “Dinamismo espacial” y “La fascinación por las máquinas”, que parte de la obra de futuristas y constructivistas como Rodchenko para señalar cómo estos artistas veían en la velocidad y los automatismos mecánicos una forma de contrarrestar los errores humanos (las guerras, por ejemplo). Otras secciones nos hablan de la irrupción del fotomontaje como recurso artístico al servicio de la crítica social y política (con decenas de dibujos de Grosz, carteles de Heartfield, Renau, etc.); o de la experimentación visual de creadores como Man Ray, Grete Stern, André Masson y Schwitters, asociados a las corrientes del surrealismo y el dadaísmo, y fuertemente influidos por el valor simbólico de lo irracional y lo onírico.

Hablamos de unas décadas en las que todo se puso en cuestión, incluso lo más básico: qué es una obra de arte y a qué fines debe servir. La respuesta la dieron hombres como Duchamp, que con sus ready-mades (un urinario, una rueda de bicicleta..) atacó a la línea de flotación del arte clásico, basado en la destreza y la reproducción mimética (que no analítica) de la realidad.

La exposición hace también referencia a la particular confluencia de revolución tecnológica y arte que se dio en el campo del diseño industrial. Andrés Alfaro, uno de los mayores coleccionistas de España en este campo, ha cedido cuarenta objetos originales (principalmente electrodomésticos y muebles) donde se vierten los mismos ideales de funcionalidad y pureza de líneas que propugnaban los arquitectos de la Bauhaus y artistas como Moholy-Nagy.

Cabe relacionar esta exposición con el resto de contenidos puestos a disposición del visitante en el IVAM en estos momentos. “Construyendo nuevos mundos” tiene una prolongación natural en la exposición del videoartista Bruce Nauman (donde se perfilan sus vínculos con la obra de Duchamp, Man Ray y Wittgenstein), y también en la de la sala en la que se confronta la crítica antibélica de dos artistas especializados en fotomontaje: el valenciano Josep Renau (que trabajó durante los años treinta dentro de la propaganda comunista) y la de la norteamericana Rosler (que también censura el capitalismo, pero desde una postura contemporánea).