El Villarreal explota su eficacia

De valientes era el cartel de El Madrigal. Villarreal y Celta, dos conjuntos que apuestan por el buen juego, la velocidad, la alegría en el trato del balón, la ofensividad... Destripó el partido el equipo de Marcelino, pues, además de un buen argumentario en su fútbol, roto por los vigueses en la primera media hora del segundo tiempo, mostró un nivel insultante de eficacia. Acomodó el resultado en los minutos previos al decanso el conjunto local. Gio y Musacchio fundieron la esperanza visitante. Pero los de Berizzo, con un tanto de Augusto al poco de la reanudación, se metieron de lleno en la historia. Apuraron, en efecto, a los villarrealenses durante más de media hora. Pero el Villarreal, impecable luego de cara a puerta, aprovechó los espacios para destrozar al rival con las dianas de Vietto y Gerard.

Trabado en los primeros instantes, el partido se fue coloreando de amarillo. Poco a poco pasó una primera fase de equilibrio entre ambos. El equipo de Marcelino, sin sorpresas en su juego, fieles y solventes prácticament siempre, manejó con criterio el balón y el tiempo progresivamente. Combinó su fútbol de transición y de combinaciones por el centro de atrás a adelante con las profundizaciones veloces por los costados (preferentemente por el carril que gobernó Joel Campbell). Le costaba al Celta desquitarse del perseverante libreto local.

El Villarreal fue rompiendo el encuentro. Cocinándolo. Llegando con cierto peligro al área celtiña. Fue en los cinco minutos previos al descanso cuando comenzó a definir el marcador. Dos latigazos. Recuperó en el medio campo un balón que prolongó Gerard para Gio. El mexicano se acomodó la acción con la cabeza y desde la línea de medio campo salió disparado, veloz, imposible de alcanzar para la defensa viguesa, hacia la meta de Segio, al que batió de chut cruzado. Cuatro minutos después, Moi Gómez demostró su precisión con un saque de esquina al corazón del área que remató de cabeza poderoso Musacchio para el 2-0.

Logró el Celta, tierna todavía la segunda mitad, meterse de nuevo en el partido. Lo hizo a balón parado con un servicio de falta lateral que botó Nolito, preciso, de los que son medio gol, profundo, a ese espacio peligroso entre la espalda de la defensa y el portero, donde Augusto apareció para rematar de cabeza y anotar el 2-1. Creyó el conjunto vigués en sus posibilidades. Con valentía, pujanza y alternativas de ataque, siendo clave las llegadas de Nolito, apuró al Villarreal.

Los de Berizzo monopolizaron el balón. Controlaron todo lo que sucedía sobre el césped de El Madrigal. Arreaba bien hacia arriba e impedía a los locales que replicasen. Pero no definían. El patrón de ataque celtiña dejó espacios a sus espaldas. Y eso lo aprovechó el Villarreal. Tomás Pina buscó en largo a Luciano Vietto, el argentino pinchó el balón en el interior del área de Sergio y baitó por debajo al portero para encarrilar el triunfo castellonense y romper el acoso vigués. Sentenció el equipo de Marcelino a falta de siete minutos para el final, Pina asistió a Gerard Moreno, que recibió por el centro, encaró a Sergio y resolvió para el 4-1.