DEPORTE FEMENINO
Cristina González: Superación de límites
La ultrafondista es la primera mujer española en participar en un Mundial de 100 kilómetros. Su objetivo es bajar de ocho horas en Doha
Rotundo positivismo. Ilusión sin fin. Compromiso y generosa actitud frente a la vida. Abrazar las experiencias vividas y escrutar en ellas para explotarlas hacia las metas y los retos y lo que susurran las pasiones. Y realizar en el día un ejercicio de fortalecimiento de la mente, buscando el máximo rendimiento y siendo capaz incluso de corregirla, para afrontar luego carreras impensables. Libera todo ello la ultrafondistaCristina González García (Villagarcía de Arosa, Pontevedra, 19/2/1984), que es la primera mujer española que participará en un Mundial de 100 kilómetros -se disputa el próximo viernes en Doha (Qatar)-, cuando lo cuenta con un gesto sonriente, esperanzado, veraz, con las palabras y la mirada.
Indudablemente requiere el asunto de una extraordianaria preparación, pero la corredora gallega del C.A. Bikila, apela a la importancia máxima del factor psicológico: «Esto tiene mucho de actitud. Tienes que ser muy positivo, pero en todos los aspectos. No te queda la mitad, ya has hecho la mitad. Quitarle un poco de importancia a esa molestia, a ese dolor. Yo misma respiro y pienso: ‘va, que no es para tanto, vamos’. A la cabeza tienes que corregirle constantemente, porque es muy puñetera. Cuando estás cansada o te viene la fatiga, te duele esto o lo otro, o piensas que nunca más… No escuches la cabeza, corrígela. Esto es bonito. Esto te gusta. Esto disfrútalo». Una lucha continua.
Cristina, tremendamente humilde, refrescando siempre sus ilusiones, acude a Doha con cuatro coronas en el campeonato de España de 100 kilómetros -el último, el de 2014, con un tiempo de 8 horas y 14 minutos, que es la sexta mejor marca femenina europea y la octava del mundo-, con el récord nacional de la prueba, además de los de citas de 12 horas, 24 horas o seis días. Se ruboriza cuando se le menciona su palmarés. «Si lo oyera de otra persona fliparía, pero viniendo de mí, suena extraño», dice con cierta vergüenza. La charla directa con la gallega, advierte que no hay postureo en su discurso.
Su historia vital, la que fue edificando su visión de las cosas, avala cada palabra. Su primera pasión fue el baloncesto. «De niña siempre he hecho mucho deporte. Casi supe botar antes el balón que empecé a andar. Era mi pasión y le echaba muchísimas horas. No quería otra cosa. Pero como suelo decir la canasta me dejó de sonreír. Mi padre era un hombre muy ocupado, pero compartíamos el baloncesto y no se perdía nunca un partido. Pero mi padre murió de un día para otro y prácticamente en mis brazos», explica Cristina.
Fue un golpe tremendo en su vida. Por entonces tenía 18 años. Se abrió un cambio al marcharse a Murcia a estudiar Fisioterapia, becada por el baloncesto: «Mi baloncesto, sin embargo, no era el de siempre, era un problema mucho más profundo. Llegué a jugar la primera temporada y, de hecho, quisieron renovarme, pero yo ya no tenía esas ganas. Mandaron entonces a Alberto -su marido en la actualidad, entonces entrenador de baloncesto- para que me convenciese para seguir, pero le expliqué la raíz de la situación. Ya no sentía lo que sentía antes con el baloncesto».
Enamorada del deporte, subraya que «es sano siempre que te llene en todos los sentidos; es un momento en el que das lo mejor de ti y tienes que disfrutarlo», y como sugerencia de Alberto, empezó a correr. «La primera vez que me llevó a una pista no aguanté ni una vuelta; también es cierto que entonces fumaba, aunque llevo ya nueve años sin hacerlo. Los mismos que llevo corriendo», recuerda. Su primera carrera fue el Maratón de Valencia. Reconoce que no llegaba preparada para ello y Alberto le pidió que en el kilómetro 10 ó 20 parase, pero la acabó: «Me gustó mucho aquella sensación». Se enroló ya definitivamente y en progreso hacia el ultrafondo.
El umbral de las ocho horas
Su forma de afrontarlo es con una sonrisa, luchando consigo misma, preparándose físicamente -para la prueba de cien de Doha programa sesiones de largos de 50 ó 60 kilómetros o aprovecha maratones para entrenar; esperan temperaturas superiores a 25 grados y viento- y trabajando mucho mentalmente siempre, atumotivándose y preguntándose: «¡Caray! ¿Yo cuánto seré capaz de hacer?».
Su objetivo en el Mundial de 100 kilómetros -la selección española la componen cuatro hombres, entre los que está Asier Cuevas, campeón de Europa de la categoría, y Cristina- es bajar de las ocho horas. «Es un premio y una responsabilidad. Me llevan con esa marca de 8 horas 14 minutos, pero incluso yo me repito que el objetivo era bajar de ocho horas y a José Ríos, al seleccionador, al que le estoy muy agradecida, insisto en ese objetivo». La atleta del C.A. Bikila, dependienta de una de sus tiendas, agradece las experiencias vividas en su deporte y en el día a día, y encuentra la recompensa, más que en lo económico, que en el ultrafondo es casi inexistente, «en el poder llegar a la gente y ver que hay chicas que se atreven a empezar a correr porque me dicen que les soy un ejemplo».