el faro
Peligro, alto voltaje
Seguimos asistiendo a múltiples casos de corrupción, de políticos, familiares y amigos de éstos, en lenguaje de la calle, 'mangoneo' puro y duro. Pensé que lo había visto todo, enésima equivocación, hasta que escuché a Blesa, ex presidente de Caja Madrid reconocer ante el Juez, en su declaración por el caso de las tarjetas opacas y sin titubeo alguno que «hay cosas que no se le cuentan al Banco de España», o en un país, todavía y a pesar de los cacareados datos de la EPA con más de cinco millones de habitantes sin trabajo mostrarse desafiante, al reconocer que el gasto de su tarjeta -436.000 euros-, no ocupó nunca su atención por que apenas suponía un 2% de su salario.
Pero no hay que ser un alto directivo de una gran caja para tener un comportamiento tan «poco ético». En nuestra Comunidad, Bigastro, localidad de la provincia de Alicante de poco más de 6.000 habitantes ha visto como el actual equipo de gobierno llevará a la fiscalía anticorrupción los gastos sin justificar del ex alcalde socialista Raúl Valerio, por valor de 30.000 euros y con cargo a la tarjeta de crédito del ayuntamiento, se detallan compras en supermercados o consumiciones en bares de copas.
Más alcaldes, en este caso de la localidad valenciana de Montroi, el actual (PSPV) y el su antecesor (PP) han sido procesados por la construcción y venta de chalés en suelo no urbanizable, mayoritariamente a extranjeros. La lista no se acaba, pero la paciencia de los ciudadanos si. Más de uno, se sigue rasgando las vestiduras cuando ve sondeo tras sondeo, crecer de manera exponencial la intención de voto para partidos ‘anti sistema’ en muchos de sus planteamientos, pero los dos grandes partidos, más allá de poner remedio, siguen echando gasolina de gran octanaje, sobre un fuego que ellos provocaron y que ahora amenaza seriamente con devorarlos.
Eso a pesar que de vez en cuando ¿políticos? como Joan Baldoví de Compromis sigan dando un espectáculo vergonzoso cada vez que sube a la tribuna de oradores del Congreso, el miércoles en concreto, rompiendo barras de pan para escenificar los recortes. Si lo que busca es repercusión, aquí ha tenido estas líneas, aunque el precio que paga haciendo el ridículo más espantoso, es muy alto para él, pero sobre todo, para los que una vez le confiaron su voto.