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Naomi Kawase conmueve Valladolid
Ovación del público a la cineasta japonesa por su película «Una pastelería en Tokio»
Dieciocho años después de que la Seminci estrenara «Suzaku» , su primer largometraje de ficción, y ocho años después de estrenar en Valladolid «El bosque del luto» , la cineasta japonesa Naomi Kawase se desplazó este año por primera vez a la Semana Internacional de Cine de Valladolid para participar en la Sección Oficial con «Una pastelería en Tokio», una deliciosa y conmovedora historia sobre la armonía, la libertad y la tolerancia, que cosechó una sonora ovación a su paso por el certamen.
La gastronomía le sirve de punto de partida a la autora de «Shara » para dibujar un fresco luminoso y humanista protagonizado por tres personajes de tres generaciones diferentes que viven de espaldas a la sociedad. En el primer plano del film seguimos a Sentaro, un hombre joven, subir a la azotea de su edificio en plena madrugada para respirar. La cámara sigue sus pasos, arrastrados, y es fácil intuir que su espalda soporta una pesada carga (“para el resto de su vida”) que tardaremos en descifrar.
Sentaro regenta una pequeña pastelería, donde habitualmente hace un alto a media mañana una joven estudiante llamada Wakana , y a la que llega una anciana de nombre Tokue pidiendo trabajo. La avanzada edad y la torpeza de movimientos de la mujer mayor frenan inicialmente a Sentaro en su contratación, pero todo cambia cuando prueba el delicioso anko (una pasta de judía dulce que sirve de relleno para los doriyakis) que prepara Tokue.
La autora de este brillante canto a la vida explicó a los medios que «el tema principal de la película son las personas que sufren lepra , que han sido discriminadas y separadas del resto de la sociedad en Japón. Igual que Tokue, la protagonista, todavía queda gente que sufre esta enfermedad y sigue sufriendo discriminación por ello, pero lo afrontan de una forma muy positiva».
«Muchas veces les vemos como gente pobre, que está debajo de nuestro nivel, pero todo el equipo de rodaje hemos recibido mucho coraje y alegría de vivir de ellos, y con esa sensación hemos realizado esta película. Su capacidad de resistencia es algo maravilloso , es el espíritu que tienen tanto la novela como la película», explicó.
«Una pastelería en Tokio», que llegará el 6 de noviembre a los cines de toda España, es el primer largometraje de Kawase en el que no parte de material propio sino que afronta una adaptación de un texto ajeno, la novela homónima de Dorian Sukegawa . Fue el propio autor quien le envió su obra a la cineasta, que no dudó en asumir el reto. «Tuve que cortar algunas escenas muy emocionantes de la novela para que la película no perdiera ritmo, pero el autor y su editorial me dieron su visto bueno», apuntó sobre un filme que ya han visto más de 230.000 espectadores en Japón.
Sus comienzos como cineasta
En su encuentro con la prensa, Kawase explicó su tardía llegada al mundo del cine, sin contar apenas con experiencia como espectadora. «Cuando era estudiante de instituto, era jugadora de baloncesto. Estuve a punto de formar parte e la selección de Japón. En plena competición nacional, me di cuenta de la cantidad de contadores que marcan el paso del tiempo durante el juego, y me invadió la tristeza. Al final perdimos aquel partido, y yo comencé a llorar, pero no por haber perdido sino por mi impotencia para detener el paso del tiempo. Justo después me encontré con una película de 8mm, y empecé a filmar mientras el tiempo pasaba; al revelar la película volvimos a proyectar aquel material y vi cómo el tiempo se recuperaba ante mis ojos. Pensé: «Esto es una máquina del tiempo, es maravilloso . Y por eso comencé a hacer películas. Podemos viajar libremente por el pasado, el presente y el futuro a través de las imágenes», relató.
Kawase anunció que en estos momentos se encuentra escribiendo un nuevo guión, que prevé poder estrenar en 2017. «Quiero escribir una historia de un hombre y una mujer que se enamoran tanto que casi se mueren», señaló.
Además, la cineasta quiso aprovechar su paso por Valladolid para felicitar al festival por su 60º aniversario, y explicó que «en Japón, cuando cumples 60 años, se celebra una fiesta porque es como si volvieras a nacer otra vez. El reloj vuelve a cero para iniciar un nuevo ciclo. Quien cumple 60 años merece un respeto especial . Por lo tanto, la Semana también es existencia que merece un respeto».