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Las clases de Religión, con nota

Las diócesis de la Comunidad exigen que la asignatura siga siendo evaluable y la enmarcan en una formación integral

Las clases de Religión, con nota ABC

a. b. hernández

«Perplejos». El coordinador de los delegados de Educación de los obispados y arzobispados de Castilla y León, Juan Carlos López , no salía de su asombro ante el desmarque de la Consejería de Educación, que, en medio de la polémica reabierta en torno a la asignatura de Religión por la propuesta electoral del PSOE que la saca de las aulas, se mostró partidaria de que la enseñanza religiosa no sea evaluable. «Cualquier asignatura en la escuela debe serlo», defiende Juan Carlos López, que subraya que «no se pone nota al grado de adhesión a la fe sino a los conocimientos adquiridos».

Recuerda que en estos momentos la Religión es de oferta obligatoria y de libre elección y considera que el formato es «aceptable» para «cualquier demócrata». «Formar a nuestros hijos en valores es algo que está dentro de la lógica común y exacerbar el debate desde el púlpito de un mitin no es bueno», advierte, al tiempo que apuesta por «sentarse y debatir».

Matiza el responsable del Obispado de Zamora que «se puede tener un sobresaliente en Religión y vivir alejado de la vivencia religiosa» , dejando claro que no es de recibo rebajar la asignatura vaciándola de calificaciones. «Si a un adolescente le impartes una materia que luego no va a reflejar su esfuerzo de ninguna manera, la motivación cae por sí misma», apunta, convencido de que «no es injusto» evaluar la Religión porque sólo así se recoge el trabajo realizado por los alumnos.

En la Diócesis de Valladolid, su vicario general, Luis Argüello , parte de que la máxima de que debe respetarse el derecho de los padres a elegir la educación que quieren para sus hijos a partir de un planteamiento global de la dimensión religiosa en la enseñanza. Argüello mantiene que la Religión «tiene que tener una dignidad como asignatura » y eso incluye que tenga las mismas características que cualquier otra, incluido el hecho de que sea evaluable.

En cualquier caso, el vicario vallisoletano insiste en que no se puede abordar una asignatura aisladamente, sino que se tiene que hacer en el conjunto de la educación para evitar, precisamente, que unas asignaturas compitan con otras. Y más aún, Argüello matiza que algunos quieren dar la impresión de que a la Iglesia lo único que la interesa son las clases de Religión cuando lo que de verdad se busca es una formación integral de la persona .

Mientras, para Alberto Blanco, delegado de Educación en la diócesis Osma-Soria , una asignatura evaluable entra dentro de lo razonable y la Lomce garantiza la puntuación de ese esfuerzo. En esta diatriba, no esconde un problema que recurrentemente sale a la palestra. «Tenemos que huir del sentimiento de amenaza constante, que ha provocado casos en los que se ‘regalan’ las notas con la falsa idea de mantener las matriculaciones», advierte. La «recomendación» es que esto no se haga en ningún caso y que se mantenga la «seriedad» de los contenidos a pesar de que a algunos niños no les guste la exigencia. «Educar no es hacer lo fácil» . Además, Blanco está convencido de que un expediente con buenas notas en Religión también puede abrir puertas en el mercado laboral. «La formación en valores es algo que sí miran las personas sensatas».

El delegado del obispado soriano tiene incluso sus propias quejas. «Para no querer que impartamos una asignatura evaluable somos los más evaluados» . Explica que se sienten en el punto de mira de los estudiantes –que se quejan a la mínima que se exige–, de los padres –que no protestarían por profesores de otras materias pero a la mínima cargan contra los profesores de Religión–, de los centros –donde se les pone «bajo sospecha» a la espera de que patinen– e incluso de la Inspección.

Debate político

La propuesta del PSOE para sacar la asignatura de las aulas les irrita. «Demuestra la inmadurez del debate político que hay en España», lamenta Juan Carlos López, que refleja su hastío en pocas palabras: «Si éste es el problema más importante de la Educación en el país que baje Dios y lo vea». Está convencido de que un consenso es necesario y echa en falta la «normalización» que la enseñanza religiosa vive en el resto de Europa . «Es una bandera que cada cuatro años se ondea como un mantra y no es justo», reflexiona. Sus críticas van más allá cuando apunta que el 70% de las familias optan por la enseñanza religiosa y que, por tanto, iniciativas como la del PSOE no están refrendadas por la sociedad.

Alberto Blanco no duda de que el borrador del programa socialista «quiere lo que quiere». «No somos tontos y sabemos sus pretensiones» , asegura, con las consecuencias sobre la mesa:«sacar Religión del horario escolar es condenarla a muerte». El delegado de la diócesis soriana achaca las propuestas a la «tergiversación interesada de los acuerdos recogidos por ley».

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