corazón de león

Ni AVE ni avión

l aeropuerto leonés lleva tiempo intentando levantar el vuelo, pero nunca en su breve historia se había sumido en este coma profundo del que nadie sabe si despertará. Mal le ha ido desde sus inicios al humilde aeródromo elevado nada menos que a aeropuerto internacional por unos políticos que regalaban aviones, «aves», auditorios, autopistas, y así. Mal le fue, sí, al aeropuerto desde sus inicios, pero se mantuvo unas temporadas con compañías que al poco abandonaban una nave que, sin motores, planeaba sin rumbo.

El silencio en un aeropuerto sería un atractivo tema para los reporteros de Cuarto Milenio, ese programa televisivo en el que las tumbas hablan y los espíritus se revelan. A partir de mañana, el aeropuerto de León se sumirá en el silencio de los cementerios y se ofrecerá a los aficionados a la psicofonía para que graben los lamentos de quienes allí habitaron e incluso volaron. Desde este lunes, y al menos durante treinta y cinco días, este aeropuerto no tendrá vuelos regulares por primera vez en sus dieciséis años de historia. Silencio de motores y de bocas que desde entonces han defendido un empeño al que le fallaba algo tan fundamental como el sentido común y le sobraba demagogia política. Dicen que para finales de noviembre regresarán los vuelos a Barcelona, como las golondrinas al balcón, pero con lo del cambio climático, ni golondrinas ni vencejos quedan ya por estas tierras. Y cuando llegue el cambio político que se pronostica, a saber si quedará Barcelona…

León se queda sin avión, pero tiene AVE, dicen los más optimistas, esos ciudadanos que se creyeron que el aeropuerto y el AVE eran la solución que los políticos de turno propusieron para el definitivo desarrollo de la provincia. Y ahí sigue la provincia, sin aeropuerto y con un AVE que, tras unos días de gracia, ha elevado a 87,4 euros el viaje de ida y vuelta a Madrid, o sea, lo que gasta un coche de gasolina con cuatro personas… y sin la posibilidad de parar en Rueda a comprar vino en el bar Leonés. El AVE ha llegado tarde, muy tarde, pues ya el Alvia cubre el trayecto con unos minutos de más pero con muchos euros de menos. Eso sí, habrá leoneses orgullosos de tener un aeropuerto que es un cementerio, una autopista desierta, un Musac ruinoso y un AVE al precio de un viaje a Londres. Para ser capital no hacían falta tales alforjas, sino tener el sentido común de conocer lo que la provincia leonesa necesita para recuperarse.

Y a todo esto, el presidente de la Junta enredado y enredando con la minería leonesa pese a que, él mejor que nadie, sabe que desde hace lustros se dictó su defunción. El futuro de León no está ni en el carbón ni en el avión ni en el AVE, a pesar de los políticos.

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