Herrera: 4,61

El CIS obsequió a los presidentes de las CCAA con el regalo de la calificación por sus primeros cien días de gestión. Cuatro aprobados y el resto, Herrera incluido, suspendidos. La valoración ciudadana a personajes de la política necesita tomarse con cautela, puesto que otros factores diferentes a la gestión influyen al poner notas: el grado de desconocimiento juega en contra y lo han sufrido buena parte de los nuevos; la dispersión del voto es otro dato a tener en cuenta, pues a mayor fragmentación más rechazo del candidato del partido contrario (ejemplo, Cifuentes en Madrid). Existen más índices correctores, pero en el caso de Herrera, conocido y al borde de la mayoría absoluta, el dato es preocupante y más si, para la campaña del 20D, se cuenta con él para que movilice gentes para su partido. Parte del suspenso procede de sus votantes porque le han calificado con una nota baja.

Algunas explicaciones: la desaparición de Herrera de la escena política y de proximidad, en continuidad más acusada con la legislatura anterior, por razones personales o estratégicas, se le echa de menos. La inacción en el propio partido, pues ante unos resultados malos en las pasadas elecciones, no ha diseñado una estrategia para corregir fallos en la región y además se percibe la descoordinación en cada partido provincial. La política continuista en las consejerías, anunciada por los responsables en los discursos programáticos del arranque de la legislatura. La percepción de que los consejeros se quejan mucho ante el gobierno de su partido en Madrid y consiguen poco o nada: el tono lastimero de los responsables políticos juega en contra. Si el PP aspira a mantener diputados, debe cambiar de rumbo y su presidente pisar charcos.