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Cinco trucos para escapar de la tristeza
¿Cómo escapar de esos días grises? Los escritos del teólogo Tomás de Aquino desgranan varias formas para evitar caer en el desasosiego
¿Qué hacer cuando parece el mundo se nos viene encima? ¿Cómo escapar de la tristeza? ¿Existe alguna forma de esquivar los pensamientos negativos que a menudo surcan nuestra cabeza? Desde el Instituto Europeo de Marketing , y buceando en los escritos del teólogo italiano Tomás de Aquino , lanzan cinco remedios contra la tristeza, más si cabe en estas fechas, con la algarabía veraniega recién finiquitada y el gris otoño saludando con su lluvia y viento.
Darse un capricho. Sin duda una de las mejores formas de dar portazo a la negatividad reside en llevar a cabo algo que nos agrade y proporcione bienestar. Un día de sinsabores puede tornarse en una agradable jornada si la concluimos con un capricho culinario, una buena cerveza o una porción de chocolate en la intimidad del hogar.
El llanto. A menudo la única forma de dar salida a la amargura que intenta apagar nuestra felicidad es buscando una vía de escape para ella. Así, según el Instituto Europeo de Marketing, el llanto es un lenguaje para expresar y deshacer el nudo del dolor que nos agarrota.
Apoyarse en la familia y amigos. Existen ocasiones en que la inmensa pena no nos deja ver más allá y parece que todo en lo que creemos está a punto de venirse abajo, para ello es recomendable contar el consejo de un familiar o amigo. Una visión diferente de lo que nos atenaza pueda darnos otra dimensión distinta y ayudarnos a salir del atolladero.
Buscar la belleza exterior. Contemplar la majestuosidad de una obra de arte, escuchar una pieza de música clásica, deleitarse con las vistas de un paisaje hipnótico o dejarse llevar por la paz que emana la naturaleza puede ayudar a dejar atrás los problemas del día a día.
Un relajante baño. Por último, y como paso previo a caer en los brazos de Morfeo, el intelectual del medievo recomienda un baño relajante que nos ayude a limpiar nuestras preocupaciones y aclarar nuestras dudas para encaminarse a la cama en busca de un sueño reparador. Y es que según Tomás de Aquino, para remediar un mal espiritual a veces resulta necesario un alivio corporal.
