cultura
Carlos Saura: «Cuando veo teatro sufro por no poder acercarme a los personajes»
El Teatro Calderón de Valladolid acoge hasta el próximo domingo la presentación mundial de su espectáculo «Flamenco, India»
Confeso admirador del flamenco, protagonista de muchas de sus películas, Carlos Saura ha querido seguir indagando en el género y ver qué conexiones tiene con los bailes de Rajasthán, en la India. Entre ensayo y ensayo, el cineasta recibió hace unos días a ABC en la que ha sido su casa en el último mes, el Teatro Calderón, que hasta el domingo levanta el telón con «Flamenco, India».
-¿Cómo surgió el proyecto?
-Viene de largo. Siempre tuve en mente hacer algo con la India; la idea era realizar una película, donde un grupo de gitanos españoles hacen una excursión a la India. Al final, la película se fue al garete, aunque mantengo la idea de hacerla de otra manera, y se habló de la posibilidad de hacer teatro. Entonces, apareció José María Viteri, el gerente del Calderón, y dijo que le interesaba mucho, y aquí estamos.
-¿Tienen tanto en común el flamenco con los tradicionales bailes de la India?
-Con los bailes tradicionales muy poco, pero con los de Rajasthán, sí. Como ocurre también en Pakistán, allí los ritmos son más parecidos a los nuestros y es más fácil encontrar nexos.
«Partimos de que hay un mundo flamenco y otro indio que hay que respetar»
-¿Qué dificultades ha encontrado al abordar el montaje que considera que no hubiera tenido si de una película se tratase?
-Tengo experiencia teatral, lo que ocurre es que lo veo de otra manera, como un cineasta. Es inevitable que mi punto de vista sea más visual que de trabajar sobre los textos, que también lo hago, pero no es mi fuerte. Ésta es la segunda vez que dirijo una obra de teatro de esta magnitud. Hice «Flamenco Hoy», solamente dedicada al género, que aunque es una experiencia diferente, puede tener rasgos en común con ésta. Ahora hemos partido de la base de que hay un mundo flamenco y un mundo indio que respetar, y a partir de ahí, vemos si tienen alguna conexión. Esa especie de coproducción es, quizá, lo más interesante del montaje. Me parece muy apasionante el reto que he tenido como director, guionista y escenógrafo. He tratado de darle la máxima fuerza y potencia en cuanto escenografía e iluminación y establecer una especie de relación entre los dos mundos que son tan distintos.
«El flamenco es una cosa viva que se proyecta hacia el futuro, y esto no pasa con el folclore español»
-¿Cuánto de Saura y de sus obsesiones tiene este montaje?
-A mí el «sello Saura» nunca me ha preocupado. Cuando era más joven me preguntaban cuál es mi estilo, y yo siempre contestaba que iba por libre. Esta escenografía que utilizo la intenté con unas sevillanas una vez y, a partir de ahí, siempre que he hecho musicales la he utilizado parcial o totalmente. He tratado de avanzar sobre eso y crear una especie de trasfondo detrás de los artistas donde éstos sean valorados. Lo más importante son ellos, luego están la escenografía y la luz, que es tan importante o más que la escenografía.
-En Seminci presentará fuera de concurso la película «Zonda», dedicada al folclore argentino. En sus obras ha recogido el flamenco, el tango, el fado... ¿Qué danza tiene pendiente de llevar al cine?
-He visto mucha danza clásica, pero no me estimula. En cambio, para mí el flamenco es fascinante. Entro en una sala donde están bailando flamenco y siento enseguida la necesidad de tener una cámara y rodar. Creo que el flamenco tiene esa cosa maravillosa de proyectarse hacia el futuro y recuperar e incorporar ritmos. Es una cosa viva, lo que no pasa con el folclore español en general. No obstante, nada más terminar la obra de teatro prepararemos algo con la jota, que me quedaba pendiente y como soy aragonés siempre me lo han reprochado.
-El cine es su principal profesión, la fotografía -ha confesado-, su pasión. ¿Y el teatro, qué representa para Saura?
-El cine resume para mí todo lo que me gusta y el teatro una parte de lo que me gusta. Para mí, al teatro le falta una cámara, acercamiento a los protagonistas. Cuando veo una obra que me gusta estoy sufriendo pensando que no tengo más que un plano general y no puedo acercarme a esos personajes, ni siquiera con la imaginación porque siempre hay una barrera deliberada. El cine es un arte total y el teatro, un arte parcial.
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