no somos nadie
¿Un jeta +?
Ante la ONU pidió el viernes Su Santidad a los dirigentes del mundo «acciones y no palabras». Un búmeran que se vuelve contra quien lo pronuncia, porque exactamente eso es lo que piden al Papa el montón de exiliados cubanos que viven en Castilla y León, y a los que dedico esta columna. Hace unos días, salía Bergoglio de Roma subido al papamóvil de la esperanza. Hoy regresa a los palacios apostólicos empavonado de liderazgo, pero con la catolicidad maltrecha como un politicastro más. La decepción entre los que padecen hambre y persecución por parte de la justica es clamorosa. Para éstos, la visita del Papa a Cuba se resume dos acciones irrefutables y frustrantes: visita, pleitesía, abrazo a domicilio para el tirano en chándal; y desprecio por la libertad y peineta a los que sufren los crímenes de la tiranía castrista.
A estas alturas del «camelo apostólico» –palabras de un cubano en Valladolid que fue encarcelado por el horrible crimen de usar internet–, resulta inútil disimular el clamor de los humillados como lo hacen los meapilas y las terminales mediáticas con el hisopo de agua bendita. ¿No leen lo que se denuncia por internet, que es el altavoz de los oprimidos, y que se propaga como una acusación lumínica de la impostura? Lo que ahí se lee y se escucha no es nada halagüeño para «Su Santidad Bergoglia», como le define un cubano exiliado en Alemania imitando a Rubén Darío que llamaba a León XIII «Su Santidad Blanca».
¿Y qué se dice de la Bergogliolina que expide Francisco I para gloria y defensa de tiranías odiosas? Por si alguien tuviera la tentación de escribir un tratado, copio los titulares de algunas perlas que rezan así: «De la tentación peronista del Papa», del «Papa mentiroso», «Vacaciones pontificias en Cuba y EEUU», etc. Sin comentarios. De la avalancha jacarandosa y procaz con millones de tuits, whatsapps, links, o videos por internet, nunca participo. Pero me han llegado muestras que, incluso a un escéptico como yo, le da grima ver a Pedro crucificado por las andanadas populistas de un Papa que no distingue entre el mate y el ron. Se lo traga todo.
No creo que Bergoglio sea un jeta + de la política en versión apostólica. Tan sólo tiene un problema de identidad: cree que no es el Papa. Su relativismo en acción es gravísimo para la catolicidad y para los principios más elementales del cristianismo. Visitar a Fidel en su casa particular –paradigma de tiranía colada, crimen bendecido, y latrocinio a tutiplén– y no al pobre muchacho que ya lleva 10 meses encarcelado en Cuba por una banalidad –por dibujar en sendos cerdos el nombre de Fidel y de Raúl–, es un pecado contra el Espíritu Santo imperdonable. Una impostura que ya denunciaba Juan en Apocalipsis 22,15: «fuera perros, hechiceros, fornicarios, homicidas, idólatras y todos los que aman y practican la mentira». Y mucho más, «SS Bergoglia».