verano en castilla y león

La magia del agua

Este martes las fuentes de los jardines del Palacio de La Granja volverán a hacer las delicias de las miles de personas

La magia del agua ical

i. jimeno

Y la fuerza del agua hace la magia. El líquido elemento mana, bulle, brota, coge potencia, admira e impresiona una vez más con sus figuras. Es el encanto que el paso del tiempo no ha podido arrebatar a uno de los espectáculos nacidos del capricho de Felipe V y que este martes volverá a hacer las delicias de las miles de personas que acudirán a ver los juegos de agua de los jardines del Palacio de La Granja.

Coincidiendo con San Luis, fiesta en el Real Sitio, en plenas celebraciones, granjeños, veraneantes y turistas volverán a llenar este espacio natural a los pies de la sierra de Guadarrama para contemplar la belleza de unas fuentes que han resistido el paso de los siglos.

A partir de las 17.30 horas comenzará el espectáculo. Con entrada gratuita, ver «correr» las fuentes llega este año con un aliciente añadido : poder disfrutar de su encanto justo el verano en que la falta de caudal ha obligado a Patrimonio Nacional a suspender su encendido.

Lugar de recreo de Felipe V

Eso sí, San Luis, junto con Santiago (25 de julio) y San Fernando (30 de mayo y patrón de La Granja) es uno de los tres únicos días en los que uno tras otro el agua va saliendo por las ocho tallas que exhiben su belleza en un entorno pensado por Felipe V para su retiro y recreo y con inspiración francesa.

Realizadas en plomo para ser pintadas imitando al bronce y al mármol, junto a las estatuas de mármol que adornan los jardines forman el conjunto escultórico de mayor riqueza y el mejor conservado de su época.

Cada una con su historia y su leyenda, las fuentes de La Granja funcionan gracias a la fuerza del agua que baja desde el conocido como «Mar», donde se almacena el líquido elemento. Un sistema de llaves y la pericia de los operarios para abrir y cerrar el caudal en cada momento hacen el resto.

« La carrera de caballos », compuesta por cinco fuentes, en las que el agua va pasando de unas a otras y manando de las esculturas; « La Selva », la historia de amor entre Pomona y Vertumnio; «La cascada nueva», también otro conjunto, «Los vientos», «Las ocho calles»... Hay para elegir. Y es que ante tanta afluencia de público, lo mejor es seleccionar unas cuantas para verlas con mayor tranquilidad. Si lo que quiere es ver todas, prepárese para andar rápido. Déjese llevar por la masa y disfrute de la belleza.

Entre las que no se puede perder, «El canastillo», con un gran surtidor central que eleva el agua a 25 metros de altura y otros 32 oblicuos que poco a poco ganan fuerza y presión hasta salirse de su perímetro y mojar a quienes se acerquen demasiado. Cuidado también si no quieren verse salpicados -aunque el remojón también forma parte del encanto- con «Las ranas» y sus fascinantes juegos con los que el agua baila.

Para ir rematando, «Los baños de Diana», con sus majestuosas caídas, y por último, «La fama», una auténtica sifonía de luz y color con un potente y largo chorro que se eleva metros y metros frente al balcón del Palacio Real.

La magia del agua

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