agricultura
El «granero» de la economía regional mengua
La sequía y calor primaverla lastran un sector con gran peso en el PIB regional
El conocido como granero de España se está llenando este verano algo menos. Con las máquinas ya sobre las tierras en una campaña insólitamente adelantada a la primavera, al descargar los tanques y pasar por las básculas se está comprobando que los negativos pronósticos eran ciertos para desgracia no sólo del campo. La meteorología, ésa de la que siempre están pendientes los agricultores, no ha sido esta temporada la gran aliada para el cereal, sino más bien su «verdugo» . Las escasas lluvias cuando más se necesitaban, en un mes de mayo en el que los pluviómetros apenas se mojaron y las elevadas temperaturas que de repente hicieron estirarse los termómetros más de lo habitual de golpe y porrazo a finales de abril y principios de mayo - claves para el cereal -, han resultado a la postre un pesado lastre para una cosecha que a comienzos de año se preveía buena.
Pero todo se truncó en primavera. Tanto que cuando las espigas aún no habían empezado a despuntar unos palmos del suelo y los granos comenzaban a llenarse, las tonalidades amarillas comenzaron ya apoderarse del verde del mar de cereal de los campos de Castilla. Las lluvias de finales de mayo permitieron salvar algo -sobre todo, el trigo, de recolección más tardía-, pero otras tierras ya estaban prácticamente «perdidas».
Ante este panorama, algunos decidieron cosechar en verde para forraje , otros agricultores ni se han planteado llamar al maquinista para recoger el escaso grano porque «no compensa». Y entre los que ya han recolectado la producción, sensaciones dispares, pero nada halagüeñas.
La situación no es igual en todas las zonas de una Comunidad tan extensa -más de 94.000 kilómetros cuadrados - y con un relieve tan heterogéneo, pero en general no pinta bien. Aunque finalmente no está siendo tan dramática como se preveía, lo cierto es que no se alcanzarán las cifras de la ya menguada pasada cosecha (5,3 millones de toneladas) y también quedarán por debajo de la media de las tres temporadas anteriores ( 5,7 millones de grano recolectados ). Las previsiones de la Consejería de Agricultura y Ganadería sitúan en unos 5,1 millones de toneladas el peso final, mientras que las organizaciones agrarias son algo más pesimistas.
«Menos calidad»
«Mala» y «catastrófica» en el sur y centro de la Comunidad y «un poco mejor» en la zona norte (Soria, Burgos, Palencia y León) consideran desde Asaja que será el balance final . Como pruebas, el presidente regional de esta organización, Donaciano Dujo, tira de datos. Muchas parcelas ya segadas se han quedado por debajo de los mil kilogramos por hectárea, cuando la media habitual se sitúa en torno a los 2.500. «Regular» la ve La Alianza UPA-COAG , con el norte con resultados en la media; el sur de Valladolid y Zamora, norte de Salamanca, Ávila con balances «regulares, tirando a malos». La esperanza, según Aurelio González, que el trigo ofrezca mejores resultados, ya que «el último agua» de mayo «ha ayudado a granar».
El problema no sólo es el menguado peso, sino que la calidad del grano «no es buena. Está mermado». «Además de poco peso, menos y de peor calidad», lamenta Donaciano Dujo.
Escaso rendimiento que se une a una menor superficie sembrada que en la anterior campaña. 42.406 hectáreas de cereal menos , hasta superar los 2,061 millones. Eso sí, con diferente comportamiento en función del cultivo. Ha bajado el terreno destinado a cebada (848.203 hectáreas frente a las 883.849), la más dañada; mientras que ha aumentado la de trigo, pasando de 873.031 a 885.405.
Los ganaderos tampoco escapan de los efectos de la mala cosecha. Los pastos «son inexistentes» , apunta Dujo, lo que «encarece» la producción a un sector ya muy tocado por los bajos precios que, en general, perciben su materia prima.
Datos históricos
Y es que una mala cosecha no sólo causa daños en los bolsillos de los agricultores -que ya venían de un 2014 que tampoco fue muy propicio para los cerealistas- y los ganaderos. La importancia de la agricultura en una Comunidad como Castilla y León donde éste es un sector «estratégico» también redunda en la economía en general. Año de cosecha malo, economía que sufre. Ya sucedió en 2012. Entonces , la economía regional se contrajo un 1,2 por ciento y, entre otros factores, el descenso de la producción agraria también estuvo detrás. El sector primario cayó un 3,3 por ciento entonces, en contraste con el crecimiento del 4,3 del ejercicio anterior o el 13,6 de 2010, un año con una cosecha histórica.
Un dato, por tanto, importante justo en este momento en que la crisis empieza a decir adiós y 2015 está llamado a ser el año de la consolidación de la incipiente recuperación que llamó a las puertas del pasado ejercicio. No en vano, el peso del sector agrario y agroindustrial en Castilla y León representa el 11 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) regional, por encima del que éste tiene en el conjunto de España. Su Valor Añadido Bruto también supera con creces al del país. Si aquí supone el 5 por ciento, en el territorio nacional se queda en el 2,8 por ciento y en la Unión Europea de los 28, en el 1,7. Unos datos que ponen de relieve la importancia de que el campo funcione.