Señales

Juan Vicente Herrera ha protagonizado su última proclamación como presidente, tal y como reza el guión establecido meses atrás. Pero que nadie se lleve a engaño, en política todo es posible, aunque en este caso el periodista no lo duda: lo afirma.

Cuando nos narraron en un almuerzo el final del largo culebrón de la tan manida sucesión mantuvimos una actitud silente. Así se respetan las fuentes. Las buenas líneas de comunicación en ese juego eterno y a la vez de pacto de caballeros entre el informante y el informado. A la larga, aunque te «pisen» muchas informaciones, se demuestra que si mantienes una línea sincera, sin traiciones, se gana mucho más que la gloria efímera de un día de acierto mediático. Y en efecto, aquí tenemos a la elegida en esta ocasión, Rosa Valdeón. Sobre el papel, número dos de nuestro Gobierno. La exalcaldesa zamorana tiene sobre sí misma el reto de codirigir un Ejecutivo del que debe ir tomando las riendas, así como configurando un equipo que, ahora mismo, se define más por la continuidad con algún que otro retoque de importancia. Un apunte tan solo. Cuidado con los encumbramientos en cada inicio de legislatura. Véanse ejemplos sonados de otros nombres que también fueron portavoces, vicepresidentes y consejeros. Se diría que Herrera busca con denuedo un número dos y acaba decepcionado. Algunos creemos que el propio entorno ejerce un efecto de desgaste en el que combinar los intereses mediáticos, políticos y de gestión se hacen imposibles para los herederos escogidos. ¿Será la buena en esta ocasión? De momento, nunca se había visto tan crítico ante el poder central al presidente. Nunca había mostrado tan abiertamente el entorno íntimo en un acto público. Nunca se le había notado tan contento y relajado exteriormente. Y nunca había realizado sintomáticos nombramientos con los que han sido su equipo titular: consejeros, alcaldes, procuradores…