Gestos y alguna revelación

Si la nueva política es acercarse al futuro presidente de la Junta y entregarle una camiseta reivindicativa de los trabajadores de Itevelesa como ayer hizo el procurador de IU, echémonos a correr. Ya está muy visto. Si por regeneración democrática se entiende ilustrar carpetas con la bandera de Grecia como las que ayer lucían los procuradores de Podemos en sus escaños, ídem de ídem. Es todo un clásico. Si prestigiar la política es caer en la demagogia y en los discursos catastrofistas, en el hemiciclo de las Cortes ya están curados de espanto. El nuevo tiempo entró ayer de lleno en las Cortes, pero no porque los partidos emergentes le abrieran paso, no. Fue el propio Juan Vicente Herrera el que se comprometió a cambiar su manera de hacer tanto «en el fondo como en las formas» con medidas concretas y valientes y con una marcada voluntad de «diálogo» que se echó en falta en el resto de grupos parlamentarios. Podemos, Ciudadanos y Grupo Mixto pecaron de discursos grandilocuentes, casi poéticos, pero con muy poco fondo y demasiadas musas, a excepción de IU, que sí planteó una buena retahíla de iniciativas, pero cuyo desorden y nula ponderación les restaron credibilidad. Por el contrario, el socialista Luis Tudanca se reveló ayer como el adalid de una dura y exigente oposición al Gobierno del PP, dando donde más duele, aunque con escasas aportaciones y propuestas.

Entre los gestos más llamativos, Ciudadanos busca que te busca a Herrera por los pasillos y haciendo pandilla con los consejeros. Están más que encantados con su apoyo al PP y no lo disimulan. Aunque el más llamativo, por inusual, lo protagonizó Pablo Fernández, quien no dudó en aplaudir sin ningún complejo al que hoy será investido presidente autonómico cuando éste defendió con vehemencia la pervivencia del sector del carbón.