herrera será presidente
Juan Vicente Herrera: el político que supo adelantarse a los cambios
Ejemplo en España por «su» Diálogo Social y los resultados en Sanidad, Educación y dependencia, ha hecho de las políticas sociales su seña de identidad

El pasado 1 de mayo los sindicatos salieron a la calle en Castilla y León para pedir el cambio de Gobierno... en España. Quedaban apenas tres semanas para las elecciones autonómicas , pero ni UGT ni Comisiones Obreras lanzaron una sola critica contra la figura de Juan Vicente Herrera . Quizás un simple olvido o quizás el resultado de la apuesta de un dirigente que, sin alharacas ni grandes titulares, ha hecho de las políticas sociales, el consenso y la concertación las principales señas de identidad de una gestión que se remonta catorce años atrás y que se prolongará en principio hasta 2019.
En un momento de cambio como el actual en el que los partidos emergentes -algunos desde la radicalidad- se han ganado unos cuantos miles de votos con innumerables -y carísimas- promesas en defensa de los derechos de la ciudadanía, los datos avalan que el que será en unos días de nuevo presidente de la Junta de Castilla y León se adelantó sin hacer ruido a los que pregonan una nueva sociedad. Pese a los recortes que el contexto económico y las «órdenes» de Madrid le obligaron a aplicar en los años más duros de la crisis y sobre los que siempre ha pedido disculpas, Herrera sólo ha sido «feliz» cuando ha podido cumplir con sus «paisanos» y por eso ha sacado pecho una y otra vez con los excelentes resultados obtenidos año tras año en materias tan sensibles como la Educación -informe Pisa y escuelas rurales abiertas con cuatro alumnos-, la Sanidad, la Dependencia y por las decenas de acuerdos emanados del Diálogo Social que lidera junto a sindicatos y empresarios. Además, supo «adaptarse» con celeridad a las demandas y necesidades de los colectivos más desfavorecidos con la aprobación de la renta garantizada de ciudadanía que ahora piden muchos grupos políticos y con la creación de una red de protección familiar que ha impedido ya cientos de desahucios como también pretenden evitar las nuevas instituciones salidas de la urna.
Fue en febrero de 2001 cuando a Herrera le empezó a cambiar la vida. El entonces presidente del Ejecutivo central, José María Aznar, decidía afrontar una crisis de gobierno -como la que Rajoy parece ahora querer retrasar- y el movimiento tuvo sus consecuencias en Castilla y León. Juan José Lucas dejaba el Colegio de la Asunción tras diez años al frente de la Junta y se marchaba a Madrid. Su puesto iba a ocuparlo un abogado burgalés que en 1995 había debutado en la política activa como procurador en las Cortes. Lo hizo además a lo grande, como portavoz del Grupo Parlamentario Popular . Fue el principio de un ascenso imparable que a muchos sorprendió y que, pasado el tiempo, le han convertido en el presidente que más tiempo ha estado al frente del Gobierno castellano y leonés y que ahora va a «firmar» un nuevo contrato que finaliza -ahora sí definitivamente- en 2019 cuando cumplirá 18 años al frente del Ejecutivo de Castilla y León.
Tres mayorías absolutas después, el pasado 24 de mayo volvía a ganar con claridad l as elecciones , pero se quedaba a un escaño de no depender de nadie y ahí empezaron sus dudas, resueltas definitivamente ayer.
El burgalés también tuvo en sus primeros tiempos que ganarse la confianza y respeto de un partido que ahora ha aclamado y reclamado su permanencia tanto para ser el aspirante a liderar el Ejecutivo autonómico como para que se «animara» a presentarse a la investidura prevista para los primeros días de julio.
Encendió la mecha
Medido y moderado hasta hace bien poco en sus palabras, pocas han sido las veces en las que había sacado los pies del tiesto para saltar a la palestra nacional. Si antes de la campaña sí se hizo un hueco al llamar «mentiroso» al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro , tras el 24-M «revolucionó» el partido al atacar directamente al ministro de Industria, José Manuel Soria , llamándole «arrogante» y criticando su gestión con el carbón. Pero fue su comentario dirigido a Mariano Rajoy, al que pidió que se mirara al espejo antes de decidir si podía volver a ser candidato a las generales, lo que generó una cascada de renuncias de varios barones y encendió las alarmas de una formación que empezó a darse cuenta de que debía de cambiar para volver a ser lo que fue.
No ha sido el único rifirrafe con el Gobierno. Si con el de José Luis Rodríguez Zapatero saltaron chispas, el mismo color político en La Moncloa no ha evitado más de un conato de fuego. Además de Montoro -en multitud de ocasiones- y de Soria, últimamente, el extitular de Agricultura, Miguel Arias Cañete, con el ibérico en liza, también hizo sacar a Herrera sus armas.
«Cuando deje de ser presidente, dejaré la vida política», tiene claro este enamorado de Castilla y León, principio y fin de su carrera y causa de sus alegrías y desvelos. «Paisano», como él mismo se define, gran aficionado y practicante de recorrer alguna etapa del Camino de Santiago y cercano a la gente. Es el lado más humano de un Herrera discreto que a sus 59 años sigue soltero, pero con pareja, y que profesa adoración por sus sobrinos, la familia que nunca le falta en sus tomas de posesión.
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