noción personal
PP Bierzo, fin de la división
Han tenido que pasar hechos tan dolorosos como deleznables para que al final los miembros del Partido Popular del Bierzo vean la luz de la unidad, el final de un largo y negro túnel del tiempo. La hegemonía establecida por la anterior presidenta provincial, Isabel Carrasco, tristemente desaparecida, se rompió el día en que el pacto tácito de dejar a las huestes de Carlos López Riesco gobernar internamente el partido «del Puerto de Manzanal hasta el de Piedrafita». Primero la rebelión de los barones, alcaldes de largo recorrido en la zona, tomaron la Ejecutiva Comarcal y, finalmente, la influencia de la Local Ponferradina se limitó y muy a duras penas al Ayuntamiento que, tras la moción de censura del Bipartito (IAP-PSOE) dejó ya sin cargos, ni campo de juego a Riesco y compañía. El estertor de la local, con desalojo incluido de la mujer del presidente Fierro como empleada del partido de la propia sede, fueron capítulos negros pero a todas luces previsibles. Un cambio de ciclo anunciado.
Y en éstas hemos asistido en este rincón de la Comunidad de Castilla y León cómo la parte en teoría vencedora, los isabelinos, desde la llegada a la provincial de Eduardo Fernández y Antonio Silván, poco a poco iban siendo desplazadas tras décadas en todo tipo de cargos. En este sentido, las listas electorales han sido un claro reflejo de cambio de líderes y carteles con sumo tacto y sin ser del todo una escabechina. Al fin y al cabo, el PP leonés, incluido el berciano, venía de sus mejores resultados de la historia.
Ahora se trata de la Diputación de León, donde en el Bierzo se ha evitado la presentación de dos listas, una continuista y otra reformadora, para diputados. Al final ganó la sensatez y se elaboró una neutra, de todos un poco. La primera vez en muchos años unión y consenso.