Nuevos políticos, malas formas

Quizá la inexperiencia o el nerviosismo de algunos hizo que ayer se vivieran escenas esperpénticas en la constitución de las nuevas Cortes. Los diez procuradores de Podemos comenzaron mal, muy mal. Para empezar, a su llegada se sentaron en los escaños de la bancada socialista y, pese a la reprimenda de algunos dirigentes del PSCL, les costó levantarse. Ansiosos como están por liderar la oposición parlamentaria de izquierda, quizá pensaron que se veía mucho mejor desde la primera fila del hemiciclo. Sin embargo, tuvieron que moverse de inmediato y «descender» tres filas más atrás para ocupar el lugar que les correspondía. ¿Nadie les informó de ello o es que la nueva política, además de un sueldo fijo para todos, conlleva el privilegio de sentarse donde a uno le venga en gana aunque aún no se haya ganado ese puesto?

Pero el debut del populismo más radical no se quedó sólo ahí. Querían hacerse notar en cada gesto, en cada momento para diferenciarse, claro está, de la «casta». Y así fue en la votación (todos nulos), en la promesa ante la Constitución, introduciendo su particular y nada oportuno «speech» político, y hasta en la negativa a recoger la Medalla de Oro que les otorga la Cámara legislativa, dejando plantada a la nueva presidenta con la mencionada insignia en las manos. En definitiva, una completa y nada medida falta de respeto a la «casa de todos» a la que, incomprensiblemente, también se sumaron IU y UPL, que nada tienen de nuevos ni inexpertos. Se saltaron a la torera el Reglamento que con toda probabilidad les dará el lugar que tanto ansían en la Mesa de las Cortes.

Pues si ese va a ser el tono de la IX legislatura que se inició ayer, las Cortes regionales tienen la suerte de contar como presidenta con una experta cazadora de consensos, curtida en más de una dura batalla. Desde el primer minuto Silvia Clemente se metió en su nuevo papel, sin titubear y dando muestras de autoridad ante algún que otro contratiempo. Con todo este panorama, el acto de ayer también estuvo extrañamente protagonizado por la situación de provisionalidad de la dirección del grupo popular y del propio Herrera, quien puede que haga coincidir el esperado anuncio sobre su futuro político con la crisis de Gobierno de Mariano Rajoy. Él sí respetará los plazos al contrario que Pedro Sanz y Esperanza Aguirre. Aún así, el ambiente fue raro, muy raro.