constitución de las cortes
Mesa para cuatro
La reforma del Reglamento permitirá que los nuevos tengan hueco, ahora reservado a los mayoritarios
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Mesa para dos. Es lo que reserva ahora el Reglamento de las Cortes, que debido a los criterios que fija para el reparto de los cinco puestos que existen en el órgano de gobierno del Parlamento garantiza que, teniendo en cuanta los resultados electorales del pasado 24 de mayo (42 escaños para el PP; 25 para el PSOE; Podemos, 10; Ciudadanos, 5, y UPL e IU, uno cada uno) permite que los dos partidos mayoritarios se queden con ellos. Sólo el acuerdo para la cesión voluntaria de algún puesto permitiría a un representante de las otras fuerzas sentarse en la Mesa.
Y lo harán, pero, en principio, será después del verano cuando los comensales sean cuatro. Para entonces PP y PSOE han acordado tener listas la reforma del Reglamento que permita que la «pluralidad» deparada por las urnas tras años de dominio del bipartidismo (acompañado siempre de alguna otra fuerza, pero con mucha menor presencia).
Buscan también dar respuesta a la demanda expresa en este sentido tanto de Podemos como de Ciudadanos. Lo que resta por definir es la fórmula en que lo harán. Una de las ideas puestas ya sobre la mesa es la posibilidad de aumentar el número de puestos de la mesa de cinco a seis. En ellos, el PP (sin mayoría absoluta, pero con la mitad justa de los 84 escaños) demanda que se mantenga la «paridad», esto es, que los populares se queden con tres de esos lugares en la Mesa, mientras que PSOE, Podemos y Ciudadanos se repartirían el resto.
Lo que tienen claro las dos fuerzas con más respaldo el 24M es que el hueco se reservaría a los partidos que hayan logrado un apoyo tan importante como para tener grupo propio. En el Reglamento queda establecido que para formar un grupo parlamentario propio debe haber al menos cinco procuradores de un mismo partido o al menos tres, pero que representen al menos el cinco por ciento de los votos de toda la Comunidad. Requisitos que cumplen PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos.
Ampliar
Otra de las opciones puestas sobre la mesa es llevar a cabo una reforma en el sentido de la realizada en Andalucía, que garantiza que todos los partidos con grupo puedan sentarse en el órgano de Gobierno de la Parlamento autonómico.
En la actualidad, si la investidura del próximo presidente de la Junta de Castilla y León necesita de aliados para el PP, al ser el grupo mayoritario, pero no haber logrado la mayoría absoluta en las pasadas elecciones, hacerse con el órgano rector de las Cortes es más fácil. De hecho, los populares tienen claro que no van a renunciar a la Presidencia.
Cada grupo político podrá proponer los candidatos para los cinco puestos a cubrir (Presidencia, dos vicepresidencias y dos vocalías), pero nunca más de una persona para un puesto bajo las mismas siglas. La votación, mediante papeletas, comenzará con la elección del presidente, y sus señorías sólo podrán escribir un nombre en ella. Será elegido quien obtenga la mayoría absoluta. «Si nadie hubiera alcanzado dicha mayoría -añade el Reglamento-, se repetirá la elección entre los dos procuradores que mayor número de votos hayan obtenido, y resultará elegido el que obtenga la mayoría simple».
Si a la primera no, luego el PP tiene todas las papeletas para sacar adelante su propuesta. Aunque el resto de grupos decidiese apoyar en la segunda votación la propuesta del PSOE, que, en teoría, sería la segunda más votada, la presidencia está garantizada para los populares. Y es que si se diese de nuevo un empate en una tercera votación, «se considerará elegido el candidato que forme parte del grupo político o coalición electoral que hubiera obtenido un mayor número de votos en el territorio de la Comunidad Autónoma». En este punto el PP tendría asegurada la Presidencia.