noción personal
Diputación en funciones
La provincia de León, como provincia de interior peninsular, sobrevive en medio de unas fuerzas o tensiones de poder político, económico y social provenientes por prácticamente todos los puntos cardinales. Es más, a ese extraño acontecer entre fuerzas troqueladoras constantes se agrava aún más por la propia idiosincrasia de la provincia en sí, cuna de reinos e imperios, el luso y el español, así como paciente silencioso de una extraña bipolaridad en su conformación interior. En algunas provincias de Castilla y León se podrá entender mejor de lo que el periodista escribe hoy, por aquello de contar con entidades geográficas que rompen ese eje de capital provincial y único centro ciudadano importante que tanto se repite en esta España nuestra.
Por estas extrañas cosas de la geografía social, los enclaves estratégicos industriales o la propia red de comunicaciones a los muchos pueblos y ciudades que quedan un poco en tierra media, tierra de nadie, les queda el amparo de las diputaciones provinciales. El papel de hermana mayor frente a la todopoderosa capital donde refugiarse y pedir, casi siempre se trata de eso, de financiación, para tal carretera, tal puente o una pequeña biblioteca por poner al caso. Esta extraña y cruel legislatura que termina en la Diputación de León, donde ha habido de todo, se diría que se encuentra en funciones desde hace un año. Al sustituto de Isabel Carrasco no le dio prácticamente tiempo a nada, y a Emilio Orejas, los apodos como «el breve» e incluso «el que no se moja» le llueven en su entorno por funcionarios, compañeros de gobierno e incluso entre la clase periodística. Y es que una cosa era buscar un perfil bajo, pero otra no mojarse por nada ni por nadie. De ahí al limbo un paso.