El VRAC culmina una temporada perfecta

El VRAC Quesos Entrepinares no falló ante la Santboiana (19-8) y sumó un nuevo título a sus vitrinas, concretamente la cuarta liga consecutiva que ganan los queseros y el tercer título de esta temporada, tras las victorias en Copa del Rey ante el Hermi El Salvador y el triunfo en la Copa Ibérica a finales del año 2014. Un broche de oro a un palmares que consolida a los vallisoletanos como los grandes dominadores del rugby nacional.

No eran ni las 11:30 cuando los campos de Pepe Rojo ya presentaban un aspecto inmejorable, el calor y las ganas de la afición local de celebrar un nuevo trofeo hicieron que cerca de 3.000 personas abarrotaron las gradas, cerca de 200 de ellas venidas de Cataluña. Conscientes de encontrarse ante una situación única de hacer historia los locales salieron decididos a por la victoria, así en el minuto cuatro el empuje quesero se concretó en un ensayo de Miejimolle y la posterior transformación de Griffiths. Llegaba la primera ventaja de los azules cuando el público aún buscaba como protegerse del sol.

A partir de aquí los vallisoletanos se limitaron a jugar con su ventaja, y a ampliarla a base de golpes de castigo, donde Griffiths se mostró muy certero. Así, y tras un fallo en el golpeo a palos de los catalanes, llegaron seis tantos más para los queseros. Con el 13-0 en el marcador se llegó al final de los primeros cuarenta minutos.

En la reanudación los locales, comandados por Pablo Gil, estuvieron cerca de lograr otro ensayo, sin embargo fueron los catalanes lo que recortaron distancias merced a un golpe de castigo de Anufe (13-3). No tardó en responder el equipo local, que de la mano de un inspirado Griffiths logró otros seis puntos en dos tiros a palos. El luminosos reflejaba un contundente 19-3 y ambos conjuntos empezaron con el carrusel de cambios para dejar participar a todos los jugadores.

Con el público celebrando ya el triunfo llegó el último ensayo de la temporada, que fue para los visitantes, obra de Balsalobre. Era el minuto 80 y ya no daba tiempo para más. Final de partido y la tradicional invasión de campo de un público que no se cansa de celebrar triunfos de los suyos.