teatro
Entre drama y comedia
El director del Principal de Zamora, Daniel Pérez, publica «Tatoo» y «El vodevil de los farsantes» tras la edición de otras dos obras suyas este mismo año. En otoño estranará «Don Quijote de la magia», para niños
El director del Teatro Principal de Zamora ha tocado todos los palos de la escena. Se ha movido entre bambalinas, sobre las tablas, en el ámbito de la gestión y programación , en la dirección… y es autor de textos propios, versiones y adaptaciones. Daniel Pérez acaba de publicar Tatoo y El vodevil de los farsantes, obras muy distintas entre sí, que demuestran que lo suyo no es encasillarse ni acomodarse en un género.
«Cada historia te exige un formato diferente», aclara este autor que asegura escribir para ser representado, no para publicar. Aunque en lo que va de año hayan visto la luz cuatro piezas teatrales suyas en dos libros. Al margen del registro en el que escriba, lo hace para quienes después ocuparán las butacas del teatro. Y lo importante, dice, es «que el espectador no se vaya del sitio».
Como autor de versiones y adaptaciones ha transitado por el terreno clásico, especialmente a través de obras Calderón y Lope de Vega, y ha colaborado con la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Pero también ha hecho paradas en la literatura dramática contemporánea y hasta en el musical para niños.
Géneros distintos
Sus dos nuevas creaciones le llevan ahora del drama (Tatoo) a la comedia (El vodevil de los farsantes), recién publicadas por la Diputación de Salamanca. «Géneros distintos que exigen tratamientos diferenciados, pero unidas por unos rasgos comunes que definen a las claras la personalidad de Daniel Pérez como dramaturgo. En estas obras, como en su restante producción teatral, parte de la realidad. Mandan las circunstancias de su entorno y las malas prácticas, que se transforman en materia que excita su imaginario y le impulsa a escribir y denunciar, unas veces con la distorsión de la ironía, otras señalando con crudeza la herida lacerante», escribe en el prólogo a ambas obras el columnista y colaborador de ABC José Gabriel López Antuñano.
Tatoo indaga en la realidad de las mujeres del este que viajan a otros países con un acuerdo matrimonial para poder salir adelante. La historia conlleva el peligro de caer en el «teatro documento» que no va más allá de «una sucesión de acontecimientos», alerta Antuñano. Pero el autor «lo evita con procedimientos artísticos», mediante la utilización de «la distorsión del amor para rebajar la historia morbosa» y «la dosificación creciente de la intriga dramática», aclara el especialista. Para Daniel Pérez, esta obra tiene que ver con «la violencia machista, desde el punto del vista del amor en sus distintas variantes» y deja ver distintas «formas de dominación».
Muy distinto es El vodevil de los farsantes, escrita con lenguaje «rítmico» y que, como señala López Antuñano, entra en el complicado campo de la comedia «sin deslizarse hacia lo trivial» y, así, «instalarse en el ámbito de la creación artística». En torno a una agencia de artistas se mueve una serie de personajes típicos, como una actriz y un político, que contribuyen a realizar un retrato de la sociedad. Un retrato «irónico, mordaz e hiriente, en algunos casos, para quienes guardan una serie de posturas muy determinadas», explica el dramaturgo. «Es el mundo de la hipocresía en todos los aspectos. El político está en el medio porque parece que hoy los políticos son lo únicos hipócritas y que los demás somos todos unos chicos estupendos, entre ellos los actores y los artistas», aclara Daniel Pérez.
Pese al tono humorístico de esta obra, hay más posibilidades de que llegue a los escenarios Tatoo, avanza el autor. «La gente tiene miedo a este tipo de obras, tiende a hacer cosas políticamente correctas y Vodevil no lo es», explica.
Más suerte parece que correrá en ese aspecto otra comedia suya. En fase de producción está ya Qué bueno es ser bueno, que probablemente se representará a comienzos del próximo año y que ha sido publicada por la Editorial Cumbres, junto a La hermana secreta de Blancanieves, a comienzos de este 2015. Antes estará sobre las tablas Don Quijote de la magia, con estreno previsto en torno a septiembre, y dirigida a un público infantil, un terreno en el que Daniel Pérez se encuentra especialmente cómodo: «El género infantil me permite volverme loco, porque los niños son mucho más abiertos, en el teatro para ellos las cosas surgen y no tienen que estar justificadas. Es la forma de decir cosas que de otra manera no podría decir».