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Banda sonora para una historia del arte

«Días de vinilo» muestra en el Patio Herreriano de Valladolid la retroalimentación entre las artes plásticas y la música a través de más de 1.500 portadas, en su mayoría de la colección particular de Javier Panera

Banda sonora para una historia del arte f.heras

c.monje

Hasta 1940 los discos de música se vendían en un envoltorio neutro, sin ninguna información externa y con una perforación en el centro para que se pudiese leer el contenido de la grabación. Ese año, el diseñador Alex Steinweiss inventó la portada de los trabajos discográficos e inauguró la tendencia de enriquecer las creaciones sonoras con portadas artísticas. Las ventas se multiplicaban.

El Museo Patio Herreriano de Valladolid propone hasta el 13 de septiembre un recorrido por la «retroalimentación» de ambas artes a través de la exposición «Días de vinilo. Una historia del diseño gráfico musical», que reúne más de 1.500 portadas, casi en su totalidad procedentes de la colección particular del comisario de la muestra, Javier Panera. El recorrido permite reencontrarse con carátulas míticas de autores como Warhol y descubrir otras más sorprendentes, firmadas por Picasso, Miró, Tàpies, Saura…

Pero la muestra no quiere ser una simple exhibición de portadas y material complementario y sí una prueba documentada de que la relación es mucho más estrecha. «A veces los historiadores del arte contamos una historia del arte muda, como si no hubiera ruido de fondo. Por ejemplo: cuando Kandinsky hizo su primera acuarela abstracta se inspiró directamente en la música de Schönberg», explica Panera.

La interrelación entre ambos campos artísticos se produjo desde el principio de una manera «natural» en los países anglosajones, sostiene Javier Panera. Allí los currículos son transversales y es habitual que quien curse Bellas Artes tenga asignaturas de Música «y viceversa».

España no es ajena a esa interrelación. Pero hay que buscar otras causas. «En el caso de los informalistas, las coincidencias eran de orden ideológico más que estético, los pintores colaboran sobre todo con cantautores, porque estaban en sintonía desde el punto de vista ideológico: unos se oponen al franquismo desde el arte y los otros desde la música», explica Panera. De esa conexión surgen colaboraciones sobresalientes: portadas de Saura para Labordeta o Paco Ibáñez, de Miró para Raimon, de Millares para los Sabandeños, de Guinovart para Diego Clavel…

Con la Movida sí se produce «una mayor simbiosis entre artistas visuales y músicos». «No tanto porque hayan estudiado juntos, sino porque salen de copas juntos, se encuentran en las galerías de arte… Mucha gente no sabe que Radio Futura, en realidad, es una banda que nace en la galería Buades», precisa Panera.

En el recorrido por «Días de vinilo» se impone un nombre, el de Warhol. «Es como un fantasma que está presente en toda la exposición». «Empezó diseñando portadas antes de ser un artista famoso; los Lp, tal como los conocemos, comienzan en el año 48 y él hace su primera portada para el sello Columbia en el 49, hizo diseños estupendos que anticipan cosas que luego va a hacer a la pintura, era casi como un banco de pruebas», señala Panera. Pero el comisario destaca también el papel de otros autores, como el de Peter Saville, del sello Factory, «que cambia el diseño gráfico en la década los ochenta, lo saca de ese barroquismo que había en la época de la sicodelia y del rock sinfónico y lo lleva a un terreno muy depurado, muy vinculado con las vanguardias geométricas». O el de Alex Steinweiss, «el padre del diseño gráfico musical», con trabajos en los años cuarenta que, a juicio del comisario, «no han sido superados».

Entre cuadros y música

La exposición encuentra entre los autores de la colección permanente del Herreriano un marco que, en opinión de Panera, «ha sido un regalo». «Poder poner en relación las portadas de discos con obras de arte coetáneas, de estilos colaterales, potencia el valor de las portadas, ayuda al visitante a comprender el sentido de estas imágenes», celebra.

«Días de vinilo» cuenta con otra compañía añadida, la de la música, a partir de la propuesta de la directora del museo, Cristina Fontaneda. «Conversamos mucho sobre si tenía que haber música ambiente, porque las mejores portadas son las que son capaces de evocar lo que contienen. Entonces surgió la estupenda idea de Cristina introducir códigos bidi, para que la gente pueda escuchar la música en Spotify».

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