corazón de león

Susto en León

Vicente Á. Pérez

Hace una semana un tsunami recorrió España de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, de urna en urna. Las alertas, en este caso, estaban encendidas, por lo que la sangre no llegó al río y la catástrofe, que la hubo, la aguardaban, quizás con menor medida, muchos de quienes la sufrieron. Desde el pasado domingo, como estaba anunciado desde hace meses por cualquier sensato observador de la realidad social (encuestas interesadas y partidistas, aparte), se ha asentado (asentar es mucho decir, tal vez, mejor, instalado) un novísimo paisaje político que va a poner a prueba a políticos y ciudadanos; una apuesta, a la vez que desafío, en donde está en juego, nada menos, que el futuro inmediato de millones de españoles.

Por Castilla y León parecía que el susto sería mínimo. Y, a fe, eso dijo el resultado electoral: por un ¡ay!, Juan Vicente Herrera, el eterno ganador, no repetía mayoría absoluta. Visto y comprobado los resultados en el resto de comunidades, la de Herrera era la que mejor había mantenido el tipo ante el anunciado tsunami. Y en la provincia de León, más de lo mismo y de los mismos, con algunos intercambios de cromos entre PP y PSOE, con las minorías de Podemos, UPL y Ciudadanos de fondo para aseverar lo ya anunciado tiempo atrás: adiós a las mayorías absolutas y a currarse el poder y el cargo día a día, con el diálogo y con pactos leales y legales. Sí, un nuevo panorama primaveral para estas tierras…

Pero, ¡cosas de la política y de las ambiciones de algunos políticos!, en menos de una semana la aparentemente apacible comunidad de Castilla y León se ha convertido en un inesperado avispero que ha relegado en protagonismo otros feudos del PP más castigados por el tsunami electoral. El siempre sensato y cauteloso Juan Vicente Herrera ha roto el espejo en el que se miraba y ha dejado atónitos a sus votantes y a compañeros del partido. Desde la Junta se lanzan dardos contra Rajoy, contra el ministro Soria (a cuento de la minería, como si la minería leonesa dependiera de Soria…) y contra todo aquel que se mueva, mientras el alcalde de Valladolid también se ha metido en el fregado de los banquillos judiciales. ¡Así es la vida política! De una comunidad fiel al PP, y sin mayores amenazas electorales por parte de los partidos llamados «emergentes», se ha pasado a una comunidad herida de muerte por el fuego amigo.

Ese tsunami que apenas iba a afectar a la provincia leonesa, pues no había mucho pescado que vender, al cabo de una semana le ha tocado de lleno por el torpedo de la Junta. Habrá que esperar al mañana para saber si por estas tierras todavía los lazarillos son más héroes que los quijotes. Y si los quijotes de ahora, mañana se convertirán en lazarillos. ¡Tremenda y apasionante incertidumbre!

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