elecciones castilla y león
La minería pasa factura al PP en León, y Burgos y Valladolid también bajan
El PSOE, con su peor registro, cae en Burgos, Palencia, Salamanca y Valladolid
Del cielo al suelo. De lo más alto en cota de poder a tener que necesitar de la complicidad de otros partidos. Así es el cambio experimentado por el Partido Popular en Castilla y León tras el paso de los ciudadanos por las urnas este domingo en su novena cita con unas elecciones autonómicas. Los populares siguen siendo la fuerza más votada en la Comunidad (casi 511.000 votos que suman el 37,77 por ciento del total), pero ya sin la hegemonía y superioridad de la que han gozado durante los seis mandatos precedentes, los tres últimos también con Juan Vicente Herrera a la cabeza.
La crisis y los recortes, tanto del Gobierno regional como del nacional de Mariano Rajoy, pasan factura, a la vez que los partidos emergentes pescan entre el hartazgo de la ciudadanía -casos de corrupción no olvidados- con las fuerzas tradicionales. Eso sí, aunque en todas las provincias el PP acumuló menos papeletas, el resutado no fue igual en las nueve, a la vez que Podemos se sitúa como tercera fuerza (10 escaños), Ciudadanos queda lejos de las expectativas (cinco) y el PSOE anota en su estadística el peor guarismo de su historia (25).
Castilla y León es la Comunidad de las 13 en las que se han celebrado autonómicas en las que el PP sale mejor parado, pero, aún así, padece también el golpe. La hemorragia ha dejado escapar más de 228.000 votos y una caída de 13,78 puntos en apoyos que sitúa por primera vez a Herrera a las puertas de la mayoría absoluta, al lograr 42 de los 84 escaños, esto es, empate técnico con las otras cinco fuerzas -más que nunca- que constituirán la Cámara el 16 de junio.
León es la provincia que le inflige mayor castigo. Hasta tres procuradores pierde por esta circunscripción, clave para quedarse a las puertas de no necesitar aliados. De los ocho que logró en 2011 pasa a cinco, su peor resultado aquí, pues históricamente se había movido entre los seis y siete. Ni siquiera en los tiempos del auge de José Luis Rodríguez Zapatero los populares habían acusado tanto el bajón en la tierra del expresidente del Gobierno socialista.
Pero esta vez, la política minera del Ejecutivo central que tiene en pie de guerra a las cuencas y con la amenaza de cierre de las minas en junio por falta de carga de trabajo ante el incumplimiento de los acuerdos en este sentido, ha hecho mella. La lista encabezada de nuevo por el exconsejero de Fomento y Medio Ambiente y candidato a la Alcaldía, Antonio Silván, se ha impuesto por más de 5.600 votos a la del PSOE en la capital, pero es insuficiente ante el lastre en otros puntos, sobre todo en el minero Bierzo. Los populares continúan como la fuerza más votada entre los leoneses (con el 32,15 por ciento de los votos y 84.326 papeletas), que se quedan empatados a cinco escaños con los socialistas (27,34 por ciento y 71.705 sufragios), que se mantienen en el que también es su número más bajo de actas en esta provincia. Su techo leonés, en las primeras elecciones autonómicas, cuando lograron nueve.
Ni siquiera el hecho de que Juan Vicente Herrera haya marcado distancias con el Ministerio de Industria ha servido para amarrar votos en una provincia que ha sido clave para no lograr la mayoría absoluta. De hecho, con más del 90 por ciento escrutado el número de escaños seguía bailando en esta provincia. Las tres gaviotas que vuelan del nido popular se las reparten Podemos y Ciudadanos. Dos procuradores consigue la formación de Pablo Iglesias por esta provincia, la cuna de su líder regional y cabeza de cartel en las autonómicas, Pablo Fernández. El partido de Albert Rivera se hace con otro acta. Por su parte, los leonesistas de UPL (Unión del Pueblo Leonés) mantienen un procurador, aunque se dejan por el camino un buen número de apoyos (casi 7.000).
Duelo local
Burgos y Valladolid son las otras dos provincias donde el PP sufre mayor castigo, con la pérdida de dos escaños por cada provincia. Herrera logra en su tierra el peor resultado de las cuatro convocatorias en las que ha sido el cabeza de cartel popular. De los siete procuradores pasa a cinco, a uno de su suelo, marcado en 1987, con cuatro escaños. Pese a la pérdida, el PP sigue como la fuerza más votada en Burgos y con dos actas más que el PSOE, que tampoco aprovecha el tirón de su líder y candidato, Luis Tudanca, en «casa». Los socialistas también ceden terreno. De cuatro pasan a tres parlamentarios autonómicos, al mismo nivel que en 1995, fecha en la que hasta ahora tenían anotado su peor resultado aquí. Lo que se dejan populares y socialistas se lo reparten Podemos, que sentará dos procuradores por esta provincia en las Cortes, y Ciudadanos, con uno.
El mismo desgaste sufren las dos principales fuerzas en Valladolid, la circunscripción donde el crisol de colores políticos es más variado. Hasta cinco formaciones se reparten el pastel de quince porciones. Sólo hasta el séptimo de la lista del PP vallisoletano tendrá medalla en las Cortes, cuando hace cuatro años lo logró el noveno. Los socialistas, más a la baja, únicamente se anotan cuatro. IU, con José Sarrión a la cabeza, mantiene un procurador pese a perder más de 5.000 votos. Podemos es de nuevo el más beneficiado de la «fuga», con dos procuradores, y Ciudadanos sólo logra acta para su cabeza de cartel, Luis Fuentes.
Menor desgaste
Ávila, Salamanca, Segovia y Zamora completan el cuadro donde el PP pierde representación. Ni siquiera en el hasta ahora bastión abulense los populares se mantienen indemnes, aunque logran ser la fuerza más votada, con diferencia (45,35 por ciento de los votos, a 23 puntos de su perseguidor, el PSOE). Se quedan con cuatro escaños. Su suelo estaba en dos, en 1987. El que ceden lo recoge Ciudadanos, mientras que los socialistas conservan sus dos actas y Podemos, que logra más del 10% de las papeletas, no consigue representación.
En Salamanca, también los populares son los más votados, pero acusan el desgaste y sentarán a seis parlamentarios en la Cámara. Uno también pierde el PSOE, que se queda con tres, en el que es su peor dato en esta provincia. Ciudadanos y Podemos acaparan lo que los grandes pierden. Segovia, donde en 2011 el PP arañó su récord de cinco procuradores vuelve a sus cuatro habituales, a la vez que los socialistas se mantienen en su mínimo de dos y Podemos se embolsa el que vuela de la formación de la gaviota. El partido de Rivera se queda a las puertas de entrar pese a sumar más del 9% de los sufragios. En Zamora, también el partido morado consigue el acta que pierde el PP (pasa de cinco a cuatro), a la vez que los socialistas se mantienen con dos.
En Palencia, aunque la pérdida de apoyos también es cuantiosa, el PP logra amarrar sus cuatro escaños, mientras que el PSOE se queda con dos y cede uno a Podemos. Y Soria es la única provincia en la que, pese al desgaste de los grandes, el reparto queda igual (3 para el PP y 2 para el PSOE) y las nuevas fuerzas se quedan en blanco a pesar de rozar el 12% de los apoyos.
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