PSICOPEDAGOGÍA
La difícil tarea de educar
Ponen en marcha en Valladolid un centro para abordar las dificultades de aprendizaje de los escolares y apoyar a los padres en el desarrollo y crianza de sus hijos
Debemos despatologizar un poco esa imagen que existe ahora de que cuando un niño suspende matemáticas necesita ya un psicólogo, que en realidad parece un médico. Es un estigma negativo a edades muy tempranas», sostiene Olga Trillo, cofundadora de Lüar, un espacio de psicopedagogía y psicología infantil y de familia abierto recientemente en la céntrica plaza de Cantarranillas, en Valladolid.
Su vocación, pero también «una preocupación real», han llevado a esta profesional y a su socia, la psicóloga y psicopedagoga Itziar Sainz-Pardo, a poner en marcha este centro: «Estábamos viendo casos que te llevabas las manos a la cabeza: niños pequeños con medicación, padres saturados, muchas bajas de profesores por depresión, ansiedad...», sostiene Olga Trillo. Con el propósito de evitar a toda costa un «bazar de la psicología» donde caben todos los casos, desde Lüar quieren abordar de manera personalizada y «a la carta» las dificultades del aprendizaje con un enfoque interdisciplinar -contando con la familia y el aprendiz- y, además, animar a los progenitores a participar en el desarrollo y formación de sus hijos. No creen que la culpa del tan temido fracaso escolar sea exclusivamente de los alumnos, ni tampoco del centro ni de los padres. «Yo señalaría a la sociedad en general», detalla Itziar. Para combatirlo desde las edades más tempranas, quieren poner su pequeño granito de arena y apuntan una de las líneas básicas que aplican desde este centro: «Una de las cosas más importantes es trabajar, sobre todo con los padres, para que quiten a los niños esa baldosa que traen de ‘apruebas o no eres válido’». «Es más fácil que el niño sienta ganas de seguir estudiando cuando la familia entiende que no es tan importante una nota como que el niño lo haga por sí mismo», añade esta psicopedagoga, quien considera que ahora se está creando a nivel emocional «unas exigencias y expectativas tan altas que les provoca desmotivación» y recuerda que hoy, un niño de Primaria puede tener al mes «hasta cinco o seis exámenes»: «Yo he atendido a niños y niñas de siete años que vienen con ansiedad y se me caen las lágrimas».
En opinión de estas dos expertas, son muchas las «debilidades» del sistema educativo actual. Entre los «contras», el «excesivo» volumen de deberes en alumnos de Primaria y el encorsetamiento del propio modelo, reducido al formato papel, pupitre, libro y diapositiva. «Se deberían buscar métodos para que los niños se motiven y no sólo para aprobar. Hoy no quieren aprender, quieren aprobar. Y esa es la raíz del problema», sostiene Itziar, quien considera que el sistema actual emula a una jornada de trabajo, donde el niño acude para hacer «sus ocho horas», en este caso de estudio. Y Olga puntualiza: «Yo intentaría que los contenidos fuesen mucho más prácticos. Además, el cerebro, por cuantas más vías reciba una información, mejor la asimilará».