Juan Vicente Herrera: «Estoy más motivado por las dificultades»
Admite a ABC que el 24 de mayo va a tener «el resultado más ajustado»
Relajado, con tono pausado, bromista e irónico. Así afronta Juan Vicente Herrera (Burgos, 1956) esta entrevista justo en el ecuador de la campaña. La cuarta para él y, pese a los años –esa recurrente referencia– acumulados en esta experiencia, asegura que se está divirtiendo como nunca. ¡Y trabajando!
—Concluye la que ha sido, seguramente, la legislatura más difícil de sus 14 años de Gobierno. ¿Qué sabor de boca la deja?
—Además del desmadre electoral, el día a día tiene pendientes muchas cosas y muchas preocupaciones. Una legislatura durísima. Difícil. Muy difícil. Algunas veces intento repensar las ideas e ilusiones de hace cuatro años, pero todos los planteamientos se dieron al traste y han sido unos años tremebundos, muy duros.
—¿Cree lo que se dice de que Castilla y León puede ser la única comunidad en la que el PP logre la mayoría? ¿Es bueno para su electorado?
—No estamos aquí ni para hacer encuestas ni para interpretarlas. Fíate del CIS y no corras... Soy plenamente consciente de que el resultado va a estar mucho más justo que en ninguno de los años precedentes para mí, lo cual no me intranquiliza. Estoy haciendo la campaña con la mayor tranquilidad moral y de espíritu de todas, pero también con la conciencia de que hay menos seguridad que nunca.
—¿Se está sintiendo más Herrera?
—Me estoy sintiendo bien, incluso divirtiendo, cosa que no pensaba cuando se inició porque las campañas tienen un lado tremendo de desgaste, exigencia física... Además de los mítines, donde combinas caña, propuestas, balances... estamos haciendo también una campaña más de calle, estar más cerca de la gente, actos más humanos. Tal vez también porque estos cuatro años han sido años más difíciles de calle me estoy sintiendo bien, divirtiendo.
—Su partido a nivel nacional se centra mucho en resaltar la recuperación, evita hablar de la corrupción. Sin embargo, usted no. ¿Son dos formas de empatizar con la gente?
—Si pretendes hacer las cosas con realismo, sinceridad, realidad, no puedes prescindir. Yo me acuerdo en todos los mítines, y alguno de estos estrategas que tenemos en los partidos podrá decir "¡ay, que horror!", de los 200.000 parados de Castilla y León. ¿Cómo no me voy a acordar? Es el principal problema. Estaría bueno que dedicara casi dos meses a la precampaña y campaña y estuviera como otros pisando uvas. No tiene ningún sentido. Incluso en mi caso, con un giro en el discurso, porque desgraciadamente surgió un asunto complicado (en alusión a la presunta trama eólica), prescindir que el entorno social complicado y enfadado también tiene mucho que ver con los casos de corrupción, con algunos que nos han salpicado de lleno al PP, me parece una falta de realidad y realismo que si yo fuera alguna de las personas que está en el auditorio y el candidato prescindiera de esos temas, me levantaría y me marcharía. No me parecería serio.
—Si se compara con buena parte de los candidatos de otros partidos, ¿Se considera de otra generación?
—Me considero totalmente de otra generación. Qué duda cabe que la sociedad está pidiendo también caras nuevas y creo que el PP las ofrece de sobra. Pero también valora tener una trayectoria, experiencia, madurez y temple. Yo soy consciente de la edad que tengo, ¡que tampoco es una exageración!, lo que pasa es que nos hemos metido en una dinámica que ya está corrigiendo porque es una barbaridad. Lo importante es la disposición, la ilusión, el ánimo, la convicción, la garra. Precisamente por las dificultades me encuentro con más fuerza y más motivado que a lo mejor en alguna campaña anterior.
—¿Por qué dijo que cree que el PSOE va a lograr su peor resultado?
—Eso lo veo en las encuestas y se les ve un poco tristes y decaídos. Simplemente hay que pensar a qué han dedicado el tiempo los últimos cuatro año. Eso se acaba pagando. Cuando una organización acredita públicamente la dificultad para resolver sus problemas internos es difícil que tenga eco o credibilidad para resolver los de todos. Por lo demás, son cosas que se dicen en campaña. De la misma manera que no especulo con mi resultado, es una frivolidad hacerlo con el de los demás.
—¿Y cómo son las relaciones con el PSOE de Luis Tudanca? ¿Han empeorado o se debe al momento electoral?
—No. No. Él ha decidido una línea que me parece contraproducente y poco rentable también para la relación personal e institucional. Se ha instalado desde el primer momento en una descalificación global, ha entendido que podía haber un elemento que contribuyera al desgaste político del PP en Castilla y León como es generalizar la acusación de corrupción. A mí no se me ocurre hacer lo propio con el PSOE, una organización espléndida, histórica, democrática, que tantas aportaciones ha hecho a la historia española. Vamos a esperar que concluyan estas semanas que son propensas, sobre todo para jóvenes espíritus como el del líder del PSOE a esa vehemencia, y estoy convencido de que las aguas volverán a su cauce. La paciencia también es un privilegio de la edad.
—Fue uno de los primeros barones del PP, junto con Esperanza Aguirre, que habló de listas abiertas, limitación de mandatos... Pero llegamos al 24 de mayo y no ha cambiado nada...
—En estas semanas estamos en el peor momento para hacer ese tipo de propuestas y para concretarlas. Ha habido presidentes que se han autolimitado. Yo no he sabido y tampoco había una obligación legal que me hubiera resuelto algunas de las dudas y dilemas. No le quepa la menor duda de que por ahí tiene que avanzar la democracia en su conjunto y la organización de cada partido.
—Otro de los temas pendientes es la financiación autonómica, que en Castilla y León, como usted repite, no cubre las consejerías sociales. ¿De un buen modelo depende que no se vuelvan a aplicar recortes?
—El recorte es la reducción de gasto público paralela a una reducción de los ingresos públicos. En la medida en que crezcan los ingresos públicos, que lo harán por la actividad y el modelo de financiación, es connatural a un escenario de crecimiento. Y si hay crecimiento, no habrá ajustes, no habrá recortes. Es un círculo virtuoso.
—¿Y se volverán a escuchar esas promesas de pleno empleo, no bajar impuestos, blindaje de los servicios...?
—Nosotros estamos diciendo lo que en estas circunstancias vamos a hacer con los impuestos, y no es subirlos. Podemos hablar de bajada de impuestos, sí.
—¿Qué le diría a una familia minera?
—Que estamos luchando para que se establezca una normalidad en la actividad del sector, que todos debemos ser conscientes del difícil marco de juego que nos ofrecen unas decisiones europeas que desgraciadamente otros asumieron y permitieron, pero que el carbón autóctono, como decía de forma muy brillante el presidente de Gas Natural, debe tener claramente futuro entre nosotros. Siendo el futuro del carbón uno de los objetivos y aspiraciones de Castilla y León, como en otros asuntos, yo estoy con los intereses de Castilla y León antes que con los intereses estrictos de mi partido.
—Con la supuesta trama eólica, el caso del edificio de Arroyo, el polígono de Portillo... Algunos dicen que no va a poder defender que Castilla y León no está en el mapa de la corrupción...
—Después de 14 años en mi caso y 1987, en el del PP gobernando en Castilla y León, ya no podremos decir que no ha habido, siempre que la Justicia así lo acredite, algunos comportamientos individuales y aislados que han ido mucho más allá de lo que es el comportamiento lícito, leal y la confianza depositada en ellos. Es una comunidad que afortunadamente no figura en las portadas de los escándalos de corrupción recurrentes y que cuando se han producido estas alarmas, noticias e informaciones, hemos tenido capacidad de reacción. Creo que eso se valora también y es importante.
—¿Es posible no enterarse de todo lo que pasa en su Gobierno? ¿Se puede controlar a todos los cargos?
—No les pongo un guarda de seguridad ni tengo un observatorio o los actos cargos llevan una campanita. Está haciendo referencia a la alarma generada por dos personas de entre cientos en los que se ha ido depositando la confianza. Lo que no hago es ni un juicio temerario ni una causa general. La inmensa mayoría de las personas en las que he depositado la confianza me han demostrado que la merecen. Por lo demás, ni es mi misión, ni mi vocación ni tendría tiempo ni capacidad ni medios para controlar la actuación de esas personas ni tampoco los millones de actos administrativos. Me basta reconocer que somos estrictos con los controles y que estoy rodeado de espléndidos profesionales.
—Montoro y José Manuel Soria son, quizá, los ministros menos queridos. ¿Por qué cree que tienen esa falta de sensibilidad con Castilla y León?
—Del ministro Soria en relación con la automoción o el turismo no tengo queja. Creo que no ha sido capaz de escucharnos en profundidad en el tema de la minería. Si lo que estamos trabajando en este momento lo hubiéramos hecho cuando estaba marcado seguramente nos hubiéramos evitado todos estos meses de desgaste. En relación con Montoro he tenido un desencuentro importante cuando entendió que los beneficios derivados de la mejora de la deuda de España solamente debía repercutirse en aquellas comunidades que habían acudido al FLA. Es radicalmente injusto. Una propuesta en la que estoy muy bien acompañado por otros presidentes autonómicos.
—¿No ser sumiso le acarrea problemas internos en el partido?
—Ninguno. Es otra de las ventajas de estar ya de vuelta o vacunado.
—Animaba a salir del luto y tener fuerza para encarar el 24 de mayo. ¿Nota desmotivación?
—Los populares no hemos sabido explicar las cosas. No podemos olvidar las dramáticas consecuencias de la crisis, los damnificados, pero poco a poco se está generando empleo y vamos a estar años con tasas que no nos gustan, pero tampoco estemos más acomplejados, atados, comprimidos o resignados de lo necesario. Sacudámonos el luto, asumamos las costas que va a tener y pongámonos a la tarea. Con mucho respeto a los paisanos, pero a las demás fuerzas políticas, respeto democrático, pero no nos tienen que dar ningún tipo de lección. Parece que estamos acomplejados, somos tontos.