artes
Retornos económicos de Titirimundi
Un estudio de la UNED certifica la rentabilidad del festival: las subvenciones equivalen a una aportación de 3,7 euros por segoviano y generan 30,8 euros per cápita
Julio Michel, director de Titirimundi, ha recuperado la sonrisa, porque la Junta de Castilla y León ha incrementado la participación económica en 35.000 €, lo que le permite alargar en fechas el festival del 13 al 17 de mayo, con 34 compañías de 14 países y un total de 127 funciones. Es un regreso a la normalidad desde las penurias de la pasada edición.
Las estadísticas de la edición 2014, elaboradas por un estudio de la UNED de Segovia, fueron alarmantes: con un total de 50.541 espectadores en 2014, suponía una disminución de unos 14.000 en relación a las tres ediciones precedentes; y un descenso abismal en recaudación de taquilla, 8.707 euros, frente a una media de unos 40.000 euros en las ediciones de los años 2011-2013. Las causas no son fáciles de encontrar, pero sí hubo menor oferta y mediana calidad.
La austeridad de las administraciones se impuso en los tres últimos ejercicios: la Junta bajó de 88.500 euros en 2012 a 77.000 en 2014, y también disminuyeron en este lapso temporal las subvenciones de la Diputación, de 8.000 a 6.000 euros, y la del Ministerio, en 4.000 euros desde 24.000. Sólo se mantuvo congelada la aportación del Ayuntamiento de Segovia (100.000 euros).
Este decremento sumado al brutal IVA cultural puso en riesgo Titirimundi con casi 30 años de andadura. La asfixia económica resultaba incomprensible, cuando la Cultura lejos de ser un lastre para la economía, incide en el PIB de manera positiva, que crece de manera continua: desde el 4% de PIB a finales del siglo pasado, al 6% en 2010 y con dos puntos más de crecimiento en lo que va de década.
Las únicas explicaciones se encontraban en planteamientos administrativos reduccionistas: lograr un retorno económico total del beneficiario de las ayudas, cuando en la cultura, junto a valores intangibles que redundan en la formación y hábitos del ciudadano, existen otros retornos indirectos, como ha puesto de relieve el estudio antes mencionado.
En él se ponen de manifiesto los siguientes datos: el 75% de los espectadores que acuden a Titirimundi, no son de Segovia y una cuarta parte de ellos pernoctan. Estiman que un 32% realiza un gasto de más de 50 euros por día e igual porcentaje deja entre 20 y 50 euros, arrojando un total de 1,7 millones de euros, cuyos beneficiarios son el sector de hostelería.
Calculan el impacto de las subvenciones en los 53.513 segovianos. Si cada habitante debiera contribuir con una aportación personal al festival, porque no existieran ayudas de las distintas administraciones, a cada uno le correspondería abonar 3,7 euros, obteniendo un retorno de 30,8 euros per cápita. Es decir, una inversión rentable y para la ciudad una ocasión para su puesta en valor.
Inversión, no gasto
Esta investigación, realizada por otra parte en uno de los años más flojos del festival, lleva a tres conclusiones: las ayudas en cultura sí revierten en económicamente, luego es necesario sustituir el concepto gasto por inversión; por debajo de un determinado umbral de inversión de las administraciones es preferible no invertir, como lo demuestra la caída de público en 2014, a no ser que existan expectativas correctoras próximas; y el estudio de la UNED no parece haber sido entendido por el Ayuntamiento de Segovia, que tiene su aportación congelada, al menos, desde 2010.