terremoto de nepal

«Es admirable la dignidad con que los nepalíes están viviendo la tragedia»

Los senderistas de Valladolid dicen que nunca olvidarán la ayuda local «pese a que ellos lo perdieron todo»

«Es admirable la dignidad con que los nepalíes están viviendo la tragedia» efe

h.díaz

«Los acontecimientos han sido tan rápidos y tan impactantes que todavía tenemos que asimilarlo», dice Juan José García, horas después de aterrizar en el aeropuerto de Barajas procedente de Katmandú. Es uno de los senderistas vallisoletanos a los que sorprendió el terremoto que sacudió Nepal el pasado 25 de abril. Los 21 expedicionarios vallisoletanos pertenecientes al Ateneo Cultural Jesús Pereda, vinculado a Comisiones Obreras, estaban en pleno ascenso del Annapurna -una de las cimas del Himalaya- cuando se produjo el seísmo. «Fue un momento de mucha tensión. Vimos que aquello se empezaba a mover y que la montaña se venía abajo», recuerda ahora con la cierta «tranquilidad» que da poder contarlo desde la distancia.

Tras los dos minutos que duró el seísmo (en algunas zonas, 30 segundos), comenzó la odisea para este grupo de expedicionarios. «Lo que habíamos subido en cuatro días teníamos que bajarlo cuanto antes porque las réplicas eran constantes y cada vez que se producía una, había un alud». A este peligro se sumaba el angosto valle por el que tenía que pasar la expedición: «Hubo momentos en que la gente tuvo que salir corriendo porque había desprendimientos a nuestro lado».

El drama de Katmandú

Pese a las dificultades, los vallisoletanos consiguieron alcanzar Pokhara -de las zonas menos castigadas- y desde allí se trasladaron a Katmandú «donde verdaderamente vimos el drama del terremoto, con todo devastado y zonas Patrimonio de la Humanidad destrozadas», recuerda Juan José.

Pese al dantesco panorama, este vallisoletano se sorprende por el carácter de los nepalíes y la forma que han tenido de entender esta desgracia: «¡Qué entereza y diginidad!», exclama, y pone como ejemplo el comportamiento de los porteadores que tuvieron: «Muchos de ellos lo habían perdido todo; no habían logrado contactar con su familia y en todo momento estuvieron pendientes de nosotros. Es algo que nunca olvidaremos», sostiene Juan José García, que una vez alcanzada la ciudad de Katmandú decidió, junto al resto de expedicionarios, quedarse allí hasta el día que tenían previsto regresar del viaje -este lunes 4 de mayo- «para ver la magnitud de la tragedia» y el trabajo de las ONG, «a veces frustradas» por las trabas del Gobierno local en la canalización de la ayuda internacional.

«Es admirable la dignidad con que los nepalíes están viviendo la tragedia»

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