industria
Sólo uno de cada ocho parques eólicos solicitados llegará a funcionar
La desaparición de las primas a la producción y la incertidumbre del sector han llevado a los promotores de la región a abandonar más de un millar de instalaciones previstas
El viento ya no sopla a favor de una energía renovable que hace no tantos años experimentó un auténtico «boom» en Castilla y León, lo que llevó a la Comunidad a situarse como la primera productora de energía eólica, con 5.556 megavatios de potencia instalados, y arrebatar así el primer puesto a la vecina Castilla-La Mancha. Hace ya tiempo que el sector alzó la voz, primero por la incertidumbre en la que estaban sumidos, al no disponer de una regulación clara y, posteriormente, por la decisión del Gobierno de la Nación de acabar con las primas que hasta entonces se venían concediendo por la producción de energía eólica. Este hecho ha provocado que muchos de los parques ya instalados vean peligrar su rentabilidad. La segunda consecuencia más inmediata es que hasta ahora eran numerosos los proyectos que desde hace años se agolpaban en la Consejería de Economía y Empleo a la espera de conseguir la autorización. Con el nuevo marco regulatorio, muchos de ellos no llegarían al umbral mínimo de rentabilidad y se quedarán por el camino, ya que una autorización tienen una validez de cinco años. Pasado ese tiempo, si el parque no se ha ejecutado, decae.
En aras de conseguir una mayor agilización administrativa de los proyectos, la Junta decidió adelantar el pago de la tasa aplicable a la tramitación de los expedientes, que suele rondar los 12.000 euros, para que los promotores pudiesen reconsiderar la viabilidad de los proyectos. El resultado ha sido que tan solo se ha pagado la tasa de 140 expedientes de parques eólicos, mientras que se han producido 1.008 resoluciones de archivo. De esta forma, sólo uno que cada ocho parques solicitados podría llegar a construirse, según fuentes de la propia Consejería de Economía y Empleo.
Además, en la actualidad existen en el mismo departamento proyectos que suman una potencia eólica de 3.000 megavatios y pueden tener una viabilidad técnica a medio plazo, ya que cuentan tanto con recursos eólicos como con posibilidades de evacuación de la energía. Todos ellos siguen con su correspondiente tramitación administrativa a la espera de superar los trámites ambientales y lograr la conexión a la red. Lo cierto es que, según fuentes de Apecyl, la tramitación de un expediente hasta conseguir la autorización definitiva puede llevar entre tres y cinco años, dependiendo de las circunstancias del proyecto. Y eso sin contar con la cantidad de iniciativas que se quedan por el camino, hasta el punto de que, según indican en el sector, dos de cada diez parques eólicos que se proyectan no salen adelante.
Ningún proyecto nuevo
En la actualidad, no hay ningún parque eólico en construcción en la Comunidad Autónoma, de forma que hace ya más de dos años que la cifra de 230 parques se mantiene sin variación, «debido a la incertidumbre regulatoria», señalan en Apecyl. No obstante, no ha dejado de funcionar ninguna de las instalaciones que actualmente son operativas.
Lo cierto es que a pesar del golpe que ha supuesto la desaparición de las primas a la eólica, este tipo de energía sigue desempeñando un papel fundamental en la producción nacional, como lo demuestra el hecho de que ha sido la principal fuente de generación de electricidad en el primer trimestre del año, al aportar un 23,7% del total. Este porcentaje supera a la contribución de la energía nuclear, con un 22,7%, que ocupó la segunda posición, seguida del carbón (15,5%) y la hidráulica (14,5%). Además, no hay que olvidar que en el horizonte de 2020, el 20 por ciento de la producción eléctrica deberá ser de origen renovable. De hecho, uno de los objetivos más inmediatos es la planificación de la red de transportes de energía con la construcción de nuevas instalaciones que permitan la evacuación de las producciones eólicas.
A su favor también juega el hecho de que los nuevos aerogeneradores, más modernos y sofisticados, arrancan con más facilidad y tienen las palas más grandes, lo que permiten elevar la producción, ya que para que un parque eólico sea rentable tiene que alcanzar entre 2.000 y 2.100 horas equivalentes de funcionamiento. Además, gracias a las mejoras tecnológicas, ya es posible acometer instalaciones en lugares en los que hasta ahora no se creía posible, como puede ser la meseta, al considerar que la intensidad del viento no era suficiente.