corazón de león

Una sombra en el Camino

VICENTE Á PÉREZ

Al andar hacen camino, no importa la lluvia, que para ellos es agua bendita; ni el sol, que no abrasa, sino acoge; ni el viento, que no abofetea, sino que da alas: son los peregrinos, hechos, incluso desde el primer paso, con una pasta y una moral especial y cargados con una mochila que levita sobre sus espaldas pues suele ir cargada de motivos espirituales, que no materiales. El Camino de Santiago sigue ahí, así pasen los siglos, como ruta que, pese a los numerosos intentos por convertirla en un productivo reclamo turístico, su horizonte va más allá de la divertida aventura para convertirse en una experiencia vital que marca para siempre y, por lo general, para bien, a quienes se lanzan a recorrerla.

En los últimos días una sombra ha aparecido en el Camino: no es otra que la desaparición de una peregrina que ya tenía que haber llegado a Santiago de Compostela, cual era su propósito, pero de la que nada se sabe tras su desayuno en la etapa de Astorga, el pasado 5 de abril. De Denise Thiem, una estadounidense que tenía previsto acudir a la misa del Domingo de Resurrección, nada más se ha sabido hasta hoy. Y desde entonces, las sombras en el Camino no son las de los árboles que cobijan, sino las de la incertidumbre y las sospechas.

A Denise se le perdió la pista en un camino que no tiene pérdida, pues desde cualquier crucero se atisban las torres de la catedral compostelana.

En 2014, 73.000 peregrinos dejaron sus huellas por la tierra y el asfalto de la provincia leonesa. La desaparición de Denise es un caso extraño que tiene a la Guardia Civil desconcertada. Cierto que, en los últimos años, se han dado casos esporádicos de intentos de robos o de agresiones a peregrinos, pero lo habitual es que los caminantes hagan su camino sin mayores atracos que los que algunos espabilados comerciantes cometen a la hora del desayuno, del almuerzo o del descanso nocturno. Son los menos, pues, aparte de que el peregrino está avisado, las gentes de las poblaciones por las que discurre el Camino saben apreciar el esfuerzo del peregrino y lo cuidan como desde hace siglos se ha hecho: con amor al prójimo y curándoles las ampollas y dándoles el agua bendita para continuar el viaje.

Cada día que pasa, la sombra de la desaparición de Denise se hace más alargada en el Camino, pues no hay mayor temor que el de la duda.

Los peregrinos siguen, día a día, dejando sus huellas por el mismo lugar que hace unas semanas lo hizo ella, pero algunos observan sombras de árboles que antes no apreciaban. Y los albergues siguen atendiendo con la misma dedicación a quienes en ellos buscan descanso, pero se palpa la ausencia de Denise.

Una sombra en el Camino

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación