sucesos
El crimen de la vallisoletana en el Bronx fue un «acto premeditado»
El asesino de Ana Charle en el barrio neoyorkino había observado sus movimientos
Ana Charle no estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado, sino que fue víctima de un crimen premeditado . Como cada tarde, el pasado lunes salía de su trabajo en un albergue para gente sin hogar y con problemas mentales en el barrio neoyorquino del Bronx. Un antiguo residente del albergue, West Spruill, la siguió hasta su coche, la intentó violar y cuando Charle trataba de escapar, le disparó por la espalda.
La fiscal encargada del caso, Georgia Baker, aseguró en una vista judicial celebrada el miércoles que «hay indiciaciones de que fue un acto premeditado. Cometió el crimen a plena luz del día y sin ninguna intención de ocultar su identidad». Spruill, con un amplio historial de problemas con la justicia, entró a vivir en el albergue en junio del año pasado y lo abandonó a comienzos de este año. Pero, según la policía de Nueva York, regresó al centro del Bronx en abril para seguir los movimientos de Charle.
El día del asesinato, la esperó fuera del albergue con dos bolsas. En una llevaba una pistola y en la otra esposas de plástico, presuntamente para facilitar la violación de la víctima. En su detención también se le encontró un trozo de papel donde había apuntado el número de la matrícula del coche de Charle. La vallisoletana había estado al frente de este albergue desde su apertura, en enero del año pasado. En este tiempo, Charle era consciente de los problemas de seguridad en el centro. Según «The New York Times», había confesado a algunos amigos que tenía miedo y que había pedido que se reforzara la seguridad. «Estaba intentado dejarlo porque se había convertido en un lugar inseguro», dijo a este diario su ex novio, Gary Alcindor. «Estaba haciendo entrevistas, y había empezado a formar a su asistente para que la sustituyera. Estaba buscando otros trabajos», dijo.
Los últimos esfuerzos por mejorar la seguridad del albergue fueron en diciembre, en una reunión entre organizaciones del barrio y autoridades del Departamento de Servicios para Vagabundos (DHS, en sus siglas en inglés) de la ciudad. Pero no se tomó ninguna medida.
«No digo que el DHS pudiera haber hecho algo para salvar la vida de esta mujer», dijo el concejal del Bronx Andrew Cohen a «New York Daily News». «Pero no tengo confianza en que el DHS se esté tomando en serio estas preocupaciones».
En el albergue conviven 108 hombres con historiales de adicción, problemas mentales y delitos. Desde su apertura, han residido en él 24 personas relacionadas con crímenes sexuales, según este medio neoyorquino.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, se mostró «conmocionado por esta horrible muerte. Nuestros pensamientos y rezos están con la familia de Ana Charle, sus amigos y sus compañeros» y dijo que «dotarles de seguridad es de gran importancia para nosotros».
Agresivo ante el juez
En la vista con el juez, Spruill apareció descalzo y con una sudadera blanca rajada en un costado. Mostró un talante agresivo e interrumpió en varias ocasiones al juez y a la fiscal que exponía su caso. «¡Objeción! ¡Quiero hablar con el tribunal», gritó el acusado. Ante la petición de silencio del juez, Spruill pidió excusas, pero insistió: «Quiero hablar. Quiero representarme a mí mismo, tío». Spruill fue puesto en prisión sin fianza a la espera de una segunda vista con el juez, prevista para hoy. El acusado tiene un largo historial de problemas con la justicia. Entre otras causas, ha sido condenado por intento de homicidio y asalto con arma. La última vez que fue detenido fue el pasado Día de San Patricio.
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