el carracillo
La «huerta» de la región se consolida
Esta zona del norte de Segovia multiplica por tres la media de empleo y población de la región
En una época en la que la mayoría de los entornos rurales de la provincia agoniza entre la despoblación y la falta de oportunidades para los más jóvenes, una zona al norte de Segovia se ha convertido en el paradigma de la consagración de que la actividad en los pequeños municipios puede empujar y dinamizar toda la población. De esta forma, las localidades de la comarca del Carracillo, enclavada en la Tierra de Pinares, superan en múltiples indicadores las medias de empleo, población o empresas por kilómetro cuadrado de la autonomía más grande de España.
Según se desprende del reciente informe publicado por el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL), los municipios que componen la comarca, -Pinarejos, Sanchonuño, Gomezserracín, Chatún, Narros de Cuéllar, Samboal, Fresneda de Cuéllar, Remondo, Chañe, Campo de Cuéllar y Arrollo de Cúellar, a los que se le suman a nivel industrial Mozoncillo, Carbonero el Mayor o Navalmanzano-, han mantenido, e incluso superado, su densidad de población durante las tres últimas décadas, frente a la tendencia recesiva del resto de municipios de menos de 10.000 habitantes de la Comunidad. Además, mientras en estas zonas la concentración media regional ronda los 12,1 habitantes por kilómetro cuadrado, esta comarca se eleva hasta los 28,4, doblando la media castellano y leonesa.
Desde el Carracillo achacan estos datos al «auge de los cultivos hortícolas y el asentamiento de la industria agroalimentaria» de la zona. Una actividad económica que ha repercutido en unas tasas de empleo que, por ejemplo, sitúan en 11,29 el número de trabajadores por kilómetro cuadrado, cuando la media regional no llega a 4. Al mismo tiempo, el número de empresas por kilómetro cuadrado supera las 1,25, muy lejos de las 0,46 actividades de media en Castilla y León. Por último, uno de los grandes estigmas del mundo rural en la Comunidad, la falta de población en edad de trabajar, es otro de los indicadores que pulveriza la comarca segoviana. Así, mientras la región cuenta con una media de 7,85 habitantes de entre 20 y 64 años por kilómetro cuadrado en los municipios de menos de 10.000 habitantes, la zona del Carracillo eleva esta cifra hasta los 17,85. Unos datos que, según ITACyL «demuestran los efectos que las producciones hortícolas y su transformación generan en la actividad socioeconómica del medio rural».
«Nuestro secreto es el agua»
El alcalde de Sanchonuño, Carlos Enrique Fuentes, no duda en atribuir buena parte del mérito de los buenos datos de la comarca al «agua». «El secreto es el agua, hay un terreno muy arenoso en el que se dan las condiciones idóneas para el cultivo de zanahorias, remolacha o fresas», reconoce.
También destaca el carácter «emprendedor» de los habitantes que «tiraron para delante con pequeñas empresas» que han permitido que el municipio se haya estabilizado en torno a los 1.000 habitantes, donde, según indica su regidor, la tasa de paro es del 11,3 por ciento, muy lejos del 20,3% regional. «Ahora tenemos 84 parados, pero solíamos estar en 30 desempleados», lamenta Fuentes, que destaca como las empresas de la localidad atraen cada día a 300 trabajadores que residen en otros municipios colindantes. «Tenemos muy buenas expectativas, nuestras industrias generan un empleo de calidad, y el polígono que antes estaba vacio, ahora nos han llegado peticiones hasta llenarlo», asegura.
Desde la empresa Precocinados El Campo creen que «el aumento de la demanda de productos autóctonos» y el trabajo para «un gran número de personas» que su producción precisa son algunas de las claves de la comarca. La firma, que cuenta con 55 trabajadores fijos y 30 temporales, reconoce que gracias a «las exportaciones» durante «esta época tan terrible» El Campo «ha aumentado su producción».
Orgullosos de considerar al Carracillo como «la huerta de Castilla y León», la empresa, primera a nivel nacional en exportación de maíz ecológico, factura cerca de 10 millones de euros y se encuentran implantando una nueva línea de producción para «seguir con el crecimiento de la empresa», señalan. Por último creen que «sin ninguna duda» la decidida apuesta por el cultivo hortofrutícola de la comarca puede servir de ejemplo para que otras zonas de la región impulsen su crecimiento.
Un cuarto de la fresa nacional
En Viveros Campiñas, especializados en la producción de fresas y frambuesas, creen que la comarca «ha sabido sacar mucho de muy poco» aprovechando que se sustenta sobre terrenos «aptos para las hortalizas y con agua abundante». También añaden que el carácter «emprendedor» de la población ha contribuido a que la zona produzca «entre el 20 y el 25 por ciento de las fresas a nivel nacional». Desde la empresa ubicada en Chañe, y que emplea a 150 personas, apuntan que el carácter «intensivo de mano de obra» de los cultivos del Carracillo ha permitido el desarrollo a «nivel social» de la zona y la «fijación» de población.
El secretario general de Asaja en Segovia, Jose María Llorente, considera vital la implantación de técnicas de cultivo «muy avanzadas» y la «juventud y carácter emprendedor» de los empresarios locales en el éxito social y económico de la comarca.