no somos nadie

Ejemplos peligrosos

antonio piedra

Con las ferias del libro, que en estos días pululan por la Meseta como hongos, la campaña electoral está llegando a su momento más «álcido». Esta palabreja se la inventó el señor Sóstenes de mi pueblo para señalar a los políticos con ínfulas literarias. Como nadie sabíamos qué significaba, un día me arriesgué y se lo pregunté: «Pues qué va ser, so bobo… Álcido viene de alce con sabor a cornamenta, y déjate de pedir más explicaciones». O sea, lo más místico del corral para dar «a la caza alcance», ahora que celebramos por las ferias, con tanta devoción, el centenario de Santa Teresa.

Como alce primoroso, llegó Pedro Sánchez a la mística ciudad de Soria hace nada. Y aquí, entre flores y fronteras -oh dichoso trance-, tuvo el líder socialista su experiencia más álcida: una bilocación machadiana de las que hacen época. Por revelación altísima supimos -y nosotros ni imaginarlo- del nacimiento de Antonio Machado en Soria. Un hecho tan cierto, tan singular y tan desconocido como el nacimiento del río Hornija que, con excepción de algún que otro habitante de la Mudarra, nadie lo sabe. Pero que Machado nació con certeza en Soria es tan evidente como la popular gallina que, aun sin eres, crece honrada en un corral de Castilla y la despluman tan ricamente en Sevilla.

Desde Soria -oh rapto álcido, oh cornucopia andariega ideada por Óscar López en bicicleta- el líder socialista metió la primera y, en un santiamén, se presentó, oh trilocación, en Palencia, Zamora y Salamanca. Y ¡zas!, se abrió una nueva ruta teresiana en los cimientos terrenales de las fundaciones socialistas. Escarbó tanto Perico en el muladar que terminó escribiendo un brillante tratado sobre la roña. Se desmelenó hablando un «rato» sobre corrupción, otro «ratín» sobre compatibilidades, un «ratico» sobre transparencia, un «raquítico» aconsejando a Herrera, y un «ratazo» insoportable sobre la Agencia Tributaria.

«Rato» sobre «rato», formuló el sociata una profecía apocalíptica con «raticida»: «Los mejores años de Castilla y León se van a vivir con Luis Tudanca en la Presidencia de la Junta». No jodas, Perico, que no estamos preparados para tanta felicidad de golpe. Lo edificante del periplo social-podemita de Sánchez por la Meseta es que no dijo ni pío -en directo o diferido- sobre la propia mierda que no cabe en los contenedores intergalácticos de los eres, en las incompatibilidades arrasantes para asar una vaca, en la franca corrupción sistémica, y en el zapaterismo mastuerzo que destila sectarismo en manteca. A estas alturas de la película , lo único que se pide en castellano a un político «álcido» como don Pedro -alce con sabor a cornamenta- es que tenga la misma decencia o vergüenza que la cortesana Sophie Arnould cuando decía, en los tiempos corruptos de Luis XV, que «los buenos ejemplos, como los míos, son muy peligrosos». Y tanto.

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