ajedrez
«Jaque» con buena nota
Docentes y padres valoran positivamente que este deporte entre como materia en las aulas por lo que aporta a los estudios
En 1995, la Unesco realizó una recomendación a todos sus países miembros para que incorporaran el ajedrez como materia en la Enseñanza Primaria y Secundaria y también el Parlamento Europeo instó en 2012 a los estados miembros a que impulsaran la introducción del ajedrez como asignatura en sus respectivos países. Recientemente, el Congreso de los Diputados aprobaba asimismo, y con el respaldo de todos los grupos, una proposición no de ley sobre la implantación y fomento de la práctica del ajedrez en escuelas y espacios públicos, así como su promoción como deporte.
Estudios científicos, pedagogos y ajedrecistas resaltan la importancia de esta actividad en el ámbito educativo, ¿pero está extendida su práctica entre los escolares de Castilla y León? ¿Confían los centros, docentes y padres en sus virtudes? Las iniciativas que tienen a este deporte como base se dan en muchos colegios bajo la forma de actividad extraescolar y con algún que otro reducido torneo y ya hay un colegio, el «Corazón de María» de Zamora que ha apostado por que sea una asignatura, pero la idea aún es incipiente.
La Delegación de Salamanca de la Federación de Ajedrez de Castilla y León, con el fin de potenciar entre la población infantil de Salamanca su práctica y la adquisición de los conocimientos mínimos necesarios para ello, creó en el año 1996 una escuela de ajedrez. Durante estos años se han impartido clases en los centros educativos por monitores especializados en las distintas edades y niveles de juego de los alumnos. Uno de ellos es Amador González, director del Centro de Tecnificación de Castilla y León, entrenador de la Federación Internacional de Ajedrez y subcampeón de Portugal de Clubes. Precisa que la radiografía del seguimiento de este deporte entre los escolares «depende de cada provincia», pero que «donde más y mejor se mueve el deporte base es en Valladolid, León y Burgos».
Considera que «en los colegios sí hay sensibilidad hacia este deporte», aunque «quizá falta un poco más de apoyo de las corporaciones locales» y que «el ajedrez, lógicamente, no puede competir con otros deportes, pero en algunos colegios está funcionando mejor que otros deportes de masas».
Deporte, arte, ciencia o matemática, la práctica del ajedrez está asociada a beneficios como el del desarrollo en el niño del placer por una sana actividad intelectual, la mejora de la capacidad de aprendizaje y la memoria, así como la de pensar con lógica, a la vez que fomenta la facultad de tomar decisiones y se incrementa el sentimiento de autoestima. Amador González sostiene que esos beneficios los ha observado en su trabajo de 20 años con niños: «trabajamos con asociaciones de niños hiperactivos de Salamanca y se nota en la capacidad de concentración y de autocontrol de esos niños». Enumera también que los chavales aprenden a tomar decisiones por sí mismos, ya que «es un deporte mental en el que las decisiones son personales y la responsabilidad por un error no se diluye, no se puede echar la culpa al compañero».
Respecto a si en un futuro más o menos cercano el ajedrez podrá ser una asignatura en los centros de Castilla y León, Amador González es cauto: «prefiero no confundir los deseos con la realidad», ya que una decisión de este tipo «llevará tiempo, aunque es muy positivo que ya se den unos primeros pasos como la aprobación del Congreso».
Un deporte barato
Uno de los aspectos en que incide este campeón internacional y que dota de una ventaja más a este deporte es el de su bajo coste: «no requiere de grandes instalaciones, y aunque se contrate a monitores o se forme a los docentes, no parece que sea un coste inasumible si hay voluntad», dice. También apunta que ya se están dando cursos de formación a profesores en esta materia en Castilla y León para que puedan usar el ajedrez «como herramienta para mejorar las capacidades matemáticas de los niños».
Uno de esos docentes interesados en esta herramienta educativa es Félix Jiménez, tutor de Infantil en el Colegio Marista Champagnat de Salamanca y coordinador de deportes del centro. Afirma que «el ajedrez aún es una actividad muy minoritaria y el niño juega o no dependiendo de si a los padres les gusta».
En su colegio acaban de celebrar el pasado 8 de marzo el I Torneo de Ajedrez Infantil «Maristas» y cuentan con una veintena de alumnos apuntados a la actividad extraescolar. Explica que el ajedrez «es algo muy complementario» a las clases, que «hay niños que son muy inquietos que con este deporte se tranquilizan porque requiere concentración y en el aspecto intelectual, puede ser un complemento perfecto para el desarrollo de la capacidad espacial en matemáticas», a la vez que «obliga a no ser tan egocéntricos, a pensar en el otro y en la jugada que va a hacer».
Para Jiménez, se trata de «una actividad interesantísima y en nuestro centro, donde trabajamos rutinas de pensamiento, aprendizaje colaborativo y con las inteligencias múltiples de Gardner, que es por donde va la metodología hoy, es un complemento importante». Eso sí, advierte que introducir el ajedrez en la escuela «es complicado, porque tenemos horas limitadas» y que «la escuela no es la panacea y no somos superhéroes».
También Carlos Rodríguez, del Club Promesas de Valladolid, ve «un largo recorrido» a que el ajedrez sea una asignatura más y para quien «el principal problema es que ser profesor y a la vez monitor es complicado tal como está la cosa con los recortes».
Sí que valora positivamente este primer paso porque «está demostrado que beneficia al alumno, sobre todo en matemáticas, en lengua y en música, y ofrece ventajas que si se saben canalizar ayudarán al estudio como la paciencia, la disciplina, la planificación y el respeto al adversario», pero matiza también que no hay que buscar la panacea, ya que «no porque des clases de ajedrez vas a sacar un rendimiento grande».
Además, otro elemento relevante de su práctica tiene que ver con el ocio del niño. «Otra cosa buena es que no sirve sólo para enseñar sino que es un juego en el que el niño tiene que relacionarse y respetar al adversario», comenta, mientras añade que «es uno de los deportes en los que no suele haber roces entre los jugadores».
En ello coincide Miguel Puch, presidente del AMPA del Colegio Gran Capitán de Salamanca, donde hay una docena de niños que acude cada lunes por la tarde al centro para practicar ajedrez como actividad extraescolar. Puch confirma que «es una buena actividad porque desarrolla la capacidad del niño de pensar, ya que el tablero es, en definitiva, una pequeña batalla donde se aprende estrategia y a buscar soluciones». «Los niños que juegan al ajedrez suelen tener mejores resultados en los estudios, quizá por esas razones», añade. Así lo ha notado en su hijo desde que practica este deporte: ha mejorado sus resultados escolares.
Apunta que, además, «es un deporte sencillo que te puede enseñar a controlar tu genio y a ganar y perder, además de dejar a un lado las máquinas porque puedes jugar en cualquier parte sin necesitar un enchufe, compartir momentos con tu familia al echar una partida y aprendes valores que poco a poco, la tecnología va arrinconando».
Puro cerebro
También otro padre, Juan Manuel Bautista Jiménez, miembro del AMPA del CEIP Campo Charro de Salamanca y profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad de Salamanca, ve las ventajas para el ocio del niño. Así, comenta que «en casa tenemos las famosas maquinitas, que he tenido que racionar, pero ahora se impone en casa el ajedrez a raíz de los campeonatos y mis hijos están absolutamente encantados».
Para este docente, «está clarísimo que influye en la educación en muchas cosas, por lo que ya era hora de que se aprobara» y que «es una de las actividades que conozco que más facilita el estudio». Además, zanja, «es un deporte que es puro cerebro».
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