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Salamanca se sumerge en los bajos fondos

Mario Camus, Lorenzo Silva, Víctor del Árbol, Enric González y más de 150 especialistas de universidades de todo el mundo aportarán su visión sobre la novela y el cine negro. El congreso analizará en su undécima edición la «mirada crítica y denuncia social» del género

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Crímenes literarios, investigaciones policiales, historias de los bajos fondos… Un ambiente de intriga envolverá Salamanca entre el 14 y el 17 de abril con el XI Congreso de Novela y Cine Negro. Más de 150 especialistas y autores se detendrán en la «mirada crítica» y en la «denuncia social» que encierra el género.

A la cabeza del cartel figuran Lorenzo Silva, el creador de los personajes del sargento Rubén Bevilacqua y la cabo Virginia Chamorro (protagonistas, entre otros, de El alquimista impaciente); Víctor del Árbol, autor de La tristeza del Samurái o la reciente Un millón de gotas; y el periodista Enric González, hijo de uno de los clásicos del género en España, Francisco González Ledesma, e invitado para analizar la relación entre periodismo y novela negra. La vertiente cinematográfica del congreso estará representada por Mario Camus, un director que, aunque no haya entrado de lleno en el campo del cine negro, podrá aportar su experiencia sobre la adaptación de novelas a la gran pantalla

Pero el homenaje a la novela y al cine negro contará con otras muchas interpretaciones, las contenidas en más de un centenar y medio de ponencias a cargo de otros tantos especialistas. Llegan de universidades de varios países y su presencia demuestra que el género tiene una evidente aceptación en los círculos académicos. Los asuntos tratados servirán para apuntalar la importancia de este tipo de narraciones en la denuncia social y su influencia sobre el cine y la televisión, justo en un momento en que muchas de las series televisivas de más éxito militan en el género.

Cuando se cumplen diez años de su creación y alcanza su undécima edición, el congreso mantiene vivo aquel propósito inicial de «desterrar el tópico de que la novela negra es un género menor». En realidad, más allá de etiquetas, «la literatura es buena o mala», dice uno de sus directores, Javier Sánchez Zapatero.

A rebatir ese prejuicio ha contribuido el propio encuentro de Salamanca, que «cada año recibe más propuestas, más comunicaciones de temas diversos» y ha hecho un hueco a la novela negra en el ámbito universitario. La USAL se ha desmarcado también de ese cliché al incluir en sus planes de estudio una asignatura de novela negra, universal primero y española en la actualidad, y puede presumir de una buena respuesta por parte del alumnado.

La actividad contribuye a la «legitimación de la obra de los autores» dentro del ámbito universitario, el mismo que hasta hace no mucho tiempo «les daba la espalda», subraya Sánchez Zapatero.

Los propios escritores consideran ya el congreso de Salamanca como una de las actividades de referencia sobre literatura policiaca. El premio Tusquets de novela de 2010, Rafael Reig, confiesa en el vídeo conmemorativo del décimo aniversario que esperó mucho tiempo la llamada de la organización. Hasta el punto de interpretar la ansiada invitación como una especie de «consagración», añadía entre bromas y veras.

El mismo tirón refleja la procedencia de especialistas que participarán en las comunicaciones: Francia, Estados Unidos, Argentina, Colombia, México, Brasil, Chile, Costa Rica… y numerosas universidades españolas.

En 2005 Àlex Martín Escribà y Javier Sánchez Zapatero, entonces estudiantes de la USAL, se embarcaron en la organización del primer congreso sin mucha esperanza de que llegase a celebrarse el segundo. Son los primeros sorprendidos ante la evolución, pero «por un insospechado cúmulo de casualidades empezó a rodar bien». Y no solo se ha consolidado, sino que ha crecido en el número de propuestas de especialistas, en público y en repercusión, además de haber incorporado el Premio Pata Negra, que alcanza ahora su tercera convocatoria, y la edición de un libro que recoge las actas de cada edición.

Pese a esa evolución más que favorable, los directores del congreso no renuncian a una idea que tienen en mente desde el inicio: convertirlo en un festival, dar un paso más para ampliar actividades e «involucrar más a la ciudad». Ya han convocado actos fuera del ámbito más académico, con rutas literarias por Salamanca, conciertos, juegos de rol… pero el sueño es construir todo un festival, como los de Gijón, Barcelona, Pamplona, Valencia o Getafe. El problema, cómo no, está en la financiación, por el momento limitada a los ingresos por la matrícula y al apoyo que brindan la USAL, el Ayuntamiento y la empresa de embutidos Julián Martín, que patrocina el premio de novela negra.

«Nunca lo hemos descartado del todo», dice sobre ese posible salto adelante Sánchez Zapatero, quien, como Martín Escribà, pretende aplicar al congreso la idea que tienen de la universidad como una institución que debe «abrirse a la calle»..

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