Sistema universitario

La pasada semana se publicó el ranking ISSUE 2015 (Indicadores Sintéticos del Sistema Universitario Español) que mide los resultados en tres áreas: docencia, investigación e I+i+D. Un estudio riguroso, basado en los datos de las universidades públicas, 48 en España, al que se han sumado 11 universidades privadas, las que voluntariamente han facilitado información. El propio estudio en sus conclusiones extrae dos muy relevantes: el nivel del indicador de las universidades productivas dobla al de las menos, lo que obliga a un replanteamiento del sistema universitario español a nivel global, sin el proteccionismo de la CRUE; el segundo, hace referencia al agrupamiento de productividad por CCAA: a Cataluña, Madrid y Valencia, se suman otras pequeñas, Navarra, Cantabria o Baleares.

En Castilla y León, los datos son desalentadores. Ninguna universidad privada se somete al análisis y las públicas ocupan lugares de la mitad la tabla para abajo: en docencia Salamanca ocupa el puesto quinto en el ranking, con 19 universidades por delante y ex aequo con 9 más; en investigación, Burgos décima en el ranking con 35 universidades que le preceden; y en I+i+D, Salamanca 16 del ranking con 30 universidades antes que ella. Estos resultados orientan a los estudiantes, cuando escogen universidad, y a las empresas para la inversión en proyectos. Cada universidad con su autonomía es responsable de estos malos resultados, pero una Comunidad, empeñada en fijar población especialmente de jóvenes y atraer nuevos habitantes, debería realizar autocrítica en una legislatura sin tensiones entre universidades y Junta. Los partidos ultiman los programas electorales y en ellos se necesitan propuestas para mejorar un sistema universitario que no es competitivo.