Eclipse de urnas

Es tan suave la fuga de este día» entre un eclipse de sol tan sólo a medias y una jornada de reflexión a la andaluza que bien nos vendría de Despeñaperros para arriba. Las elecciones autonómicas a la vuelta y comienza la curiosa actividad de santificar la actuación de los últimos cuatro años. No dan los ebanistas para hacer tantos altares. Montoro, que es una «hermanita de la caridad» pero con IVA, explicó al juez Ruz lo de las donaciones y para que lo entendiese se comparó con Cáritas: esa institución de la que sólo se acuerda el contrario, en campaña electoral, para tomarse la foto en una cola que todavía enfila demasiada gente. Pero dice Montoro que son como Cáritas y los donantes, ay, constructores y amiguísimos, duermen más tranquilos.

Los hay que no quieren ser santos ni quieren el altar del sillón y el puesto, como el socialista de Castilla y León cuando dijo aquello de a ver si con suerte no ganamos las elecciones y seguimos en la oposición, que si ganamos no tenemos gente suficiente para colocar en cada puesto. En la oposición se vive bien. Lo mismo debe pensar Moreno Bonilla en Andalucía. A ver si le va a caer «la negra» de ganar el domingo y le toca andar buscando, de madrugada urgente, candidatos después de treinta y tres años para colocar en cada cargo de importancia. Las encuestas le quitan la preocupación.

Han cambiado las estadísticas. Los viernes, en primavera, se suicida todo el mundo para no tener que reflexionar el sábado; para no tener que ir a votar el domingo. Quizá el domingo, electoral y anunciadísimo, sea un espléndido momento para que aquellos que no han leído «El Quijote» comiencen a descubrir los verdaderos restos de Cervantes.

A algún político le venía bien darle un repaso, o leerlo de una maldita vez y tomar consejo... «que no es un hombre más que otro, si no hace más que otro».